Un grupo de productores con 16.000 vientres bajo seguimiento individual identificó a los que se preñaron dos años seguidos sin ayuda y vio que al siguiente servicio lograron 7 a 10 puntos más de preñez que las generales. Un criador cuenta cómo, sin el alto costo del destete precoz, pasó a vender terneros recriados. Los detalles del programa “vientres superiores” del INTA.
Luis Rivero.
Mientras el Gobierno trabaja en un proyecto para la identificación electrónica obligatoria de los terneros destetados a partir de 2025, el INTA Curuzú Cuatiá, Corrientes, lleva adelante el seguimiento individual de vacas con cría de 28 campos de la provincia buscando mejorar los indicadores reproductivos. Dada la importancia de esta iniciativa, escalable a otras regiones del país, Valor Carne entrevistó al MV Luis Rivero, extensionista y líder del programa “vientres superiores” y al productor Carlos Alberto Bengoa, que ya obtuvo beneficios a partir de los datos recolectados.
“La vaca con cría al pie es la más difícil de preñar, tiene más requerimientos porque debe alimentar al ternero. A pesar de ser la categoría mayoritaria en un servicio típico y la que define el índice reproductivo del establecimiento, en nuestras zonas se preña sólo la mitad. Por eso, implementamos el programa vientres superiores”, planteó Rivero, refiriéndose al uso de caravanas electrónicas para el seguimiento individual de los rodeos de cría.
La iniciativa, que se lleva adelante sobre un total de 16.000 vientres (entre vaquillas y vacas Angus, Braford y Brangus), busca identificar a los que se adaptan mejor a cada campo y sistema productivo y, por ende, son más fértiles.
“Llamamos vientres superiores a los que se preñan dos años seguidos con cría al pie, o sea, sin destete precoz o tablilla nasal para entrar en celo, prácticas que demandan altos costos en alimentos para la progenie”, describió.
¿Cómo se trabaja? “Arrancamos con el seguimiento de las vaquillas y cuando contamos con el historial de dos años identificamos a las superiores y las manejamos junto con las generales, en el mismo potrero. Y al tercer servicio, se encontró una deferencia de entre 7 y 10 puntos porcentuales más de preñez. Es muchísimo”, explicó Rivero, aludiendo a la adaptación al ambiente y a la variabilidad genética dentro del rodeo. Y aclaró: “esta información surge de campos que llevan al menos tres años en el programa del INTA, que les brinda soporte para procesar los datos de los animales tomados por los productores”.
Luego, se identificaron las hijas de las vacas superiores (aunque el 50 por ciento de su base genética es de un toro desconocido) para recriarlas junto con las hijas de las vacas generales del mismo rodeo.
“Ahora estamos haciendo un seguimiento vía ovarios para ver si hay diferencias entre unas y otras, o sea, si esas hijas superiores repiten la historia de sus madres, algo que sería ideal”, contó. ¿Qué variable monitorean? “Apelamos a la recomendación del equipo de reproducción de la experimental. Una vez por mes hacemos una ecografía para ver cuándo entran en pubertad, entendemos que si son más precoces darán más terneros. La selección se basa en la ciencia”, respondió.
En cuanto a los avances del programa, Rivero resaltó que hace cinco años los campos andaban en el 60% de preñez y con el seguimiento individual de sus rodeos y un paquete tecnológico adaptado a cada zona, ninguno baja del 85%.
“El progreso se dio sobre todo por las vaquillas, en vacas con cría todavía no tenemos los resultados, pero el objetivo es que en un futuro todas sean superiores. Sabemos que la caravana electrónica no es lo que hace al cambio sino el productor que toma decisiones con la información que obtiene”, subrayó.
De la cría a la recría
Carlos Alberto Bengoa.
Carlos Alberto Bengoa está al frente de una empresa familiar, 100% ganadera, con campos de pastizales naturales en Monte Caseros y Curuzú Cuatiá, sur de Corrientes, y cuenta con mil madres Angus coloradas.
“Hasta hace cuatro o cinco años producíamos terneros, unos 300 y pico por año, pero queríamos salir de la estacionalidad, los precios no siempre eran buenos. Hoy los recriamos hasta los 300-350kg y tenemos la posibilidad de elegir el momento de venta. Nos apoyamos en el grupo del INTA con Luis Rivero”, afirmó, aludiendo a que primero había que mejorar los indicadores reproductivos.
¿Y cómo comenzó el cambio? “Empezamos con las caravanas electrónicas en las vaquillas para asegurar el entore a los 18 meses. Fue una solución para el seguimiento de las pesadas que hacíamos mes a mes. Primero las aplicábamos al 20% de la categoría y pesábamos muestras”, recordó.
Después vieron que había variabilidad entre individuos y optaron por caravanearlas a todas y tomar el peso individualmente. “La idea era sacar del rodeo las vaquillas que no ganaban lo necesario”, contó Bengoa, aludiendo a la estrategia que les permitió ir quedándose con las más fértiles.
Dos años después, el grupo decidió avanzar con las vacas de cría buscando mejoras también en esta categoría. “Antes, sin manejo de la lactancia, preñábamos el 60%. Y si optábamos por el destete precoz, lográbamos un 90/95%, pero con un costo altísimo en la alimentación del ternero. Entonces, lo que necesitamos es preñar a la vaca, pero que también nos críe el ternero, ahí está el negocio”, advirtió.
¿El seguimiento? “Al principio nos respaldamos en el INTA. El archivo que nos genera el bastón, lo descargábamos por Bluetooth al celu y de ahí al WhatsApp de la experimental. Ellos nos devolvían un Excel con el listado de caravanas y veíamos una por una si se preñó así nomás o si hubo que hacerle algún manejo de la lactancia”, rememoró.
Luego, el productor aprendió a llevar la base de datos de su rodeo. “Nos dimos cuenta de que tenemos vacas superiores, que desde hace tres años se van preñando sin costo. Cuando paren, a los 60 días, hacemos la ecografía pre servicio y siempre nos salen cíclicas. En el último entore nos dieron 9 puntos más de preñez que las generales”, contó. Y agregó: “también entendimos que hay vacas inferiores, eso es muy importante, porque a esas le damos una sola posibilidad y si no se preñan las vamos eliminando. Van a la carnicería o a China”.
Para Bengoa, lo fundamental es que la mejora reproductiva les permitió dejar atrás los costos de alimentación del destete precoz. “Con la liquidez que nos queda en el bolsillo aguantamos los terneros y con la ayuda de algún verdeo de invierno, estamos vendiendo cerca de 400 novillitos recriados a los engordadores”, concluyó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicación de «Valor Carne» de fecha 8-8-2024