Se termina un nuevo año y siempre resulta interesante hacer un balance de lo acontecido en nuestro sector. Lo primero que resulta importante de resaltar ya que condicionó todo el año productivo son las dificultades de origen climático que se presentaron, ya que, importantes zonas ganaderas fueron afectadas tanto por la sequía en el inicio del año como por las inundaciones que le siguieron sobre la segunda mitad del mismo. Cada año que transcurre se observa el aumento en la frecuencia de eventos climáticos adversos, algunos de carácter fuerte. Es por esto que resulta cada vez más importante adecuar los sistemas productivos a esta realidad dotándolos de cierto grado de flexibilidad de manera de tener “vías de escape” disponibles en caso de ocurrencia de eventos de tal magnitud, ya sea desde el punto de vista de la alimentación, los requerimientos nutricionales, y hasta estrategias comerciales de “emergencia”.
No obstante lo comentado en el párrafo anterior el sector se encuentra, al menos desde nuestro punto de vista, consolidando en los números las expectativas que surgieran luego del cambio de gobierno y consecuentemente en la política ganadera que define el negocio. Como siempre comentamos luego de la debacle del año 2009 y los cambios estructurales que dejó en nuestro sector, la ganadería bovina comenzó a resurgir básicamente apuntalada en un nivel de precios extraordinarios pero en un contexto político que no era favorable. A partir del cambio de gobierno este escenario de buenos precios (ya no los extraordinarios de 2009) se combinó con una política ganadera que buscó en primera instancia eliminar trabas a la producción y al comercio ganando en competitividad y en una segunda etapa que estamos transitando en bajar el nivel de informalidad e intentar reducir la competencia desleal principalmente en la etapa industrial.
Es así como observamos que este cambio de escenario que en un inicio alentó muy fuertemente las expectativas sobre el crecimiento del sector, está dando sus frutos y esto se ve reflejado en los principales indicadores sectoriales. De a poco vemos como se va convirtiendo lo que en principio fue un “rebote” del negocio, en un crecimiento gradual pero sostenido que nos alienta a pensar que podríamos estar ingresando en una etapa de consolidación importante. Esto sería un gran avance para el sector de seguir este camino y a la vez algo bastante inédito, ya que se parte de un mínimo de producción luego del quiebre del stock, con valores de precios equilibrados entre el consumo doméstico y la exportación. De esta manera ambos destinos crecen paralelamente repartiéndose los volúmenes de producción excedente que se van agregando año a año, y por lo tanto la tensión comercial que históricamente los ha enfrentado pareciera estar bastante atenuada evitando “ruidos” que le puedan poner algún tipo de freno a este crecimiento.
Desde el punto de vista de los indicadores el que más resalta como ya lo hemos mencionado en otros comentarios es la exportación que estaría creciendo este año en el orden del 32% en volumen y 8% en precio. Principalmente el mercado Chino ha sido el más activo y explica el 77% de tal crecimiento. Cabe aclarar que siguen siendo volúmenes de exportación muy módicos para lo que ha sabido exportar nuestro país, pero aquí lo importante es la tendencia y la complementariedad con el consumo doméstico para mantener valores atractivos por un período lo suficientemente prolongado para terminar de consolidar el despegue definitivo del sector ganadero.
A su vez la producción total rondaría en un aumento del 6,5% aproximadamente y dependiendo de los resultados del mes de Diciembre en curso. La faena de hembras sigue en un rango bastante cercano al equilibrio, aunque un poco más arriba que el año anterior. De cualquier manera dada la composición actual del stock ganadero nada hace pensar que podríamos estar frente al inicio de una etapa de liquidación. No obstante es un punto a seguir observando sobre todo cuando es la principal materia prima que compone los embarques hacia el mercado Chino. Por su parte el consumo doméstico sigue afianzándose con leves aumentos año a año pero constantes (+2,4%), alcanzando actualmente los 58 Kilos por habitante y por año.
Por último con respecto a los precios, los mismos han tenido una recomposición en la segunda mitad del año, principalmente los que corresponden a la hacienda de invernada que se encuentran un 18% arriba que el año anterior y la hacienda con destino a faena un 16%. Para este último caso si se ajusta por inflación el precio actual queda por debajo respecto del de hace un año, y es por este motivo y porque se están convalidando relaciones de compra/venta muy elevados en la etapa de invernada que se espera que en los próximos meses (marzo) se observe una recomposición en los valores de éstas categorías.
Hacia el año que viene esperamos que continúe el gradual y armonioso crecimiento que se está reflejando. No hay señales (ni sería deseable desde nuestro punto de vista) que se observen saltos de precios (constante) de magnitudes importantes que distorsionen la evolución que se observa en el negocio ganadero. Las expectativas sobre el sector continúan favorables, sobre todo cuando otras actividades con las que se compite con recursos (ej. Agricultura) están encontrando además de rentas cada vez mas lánguidas y riesgos más altos, algún tipo de complejidad operativa y comercial basado principalmente en la “sobre regulación” a la que está sometida esa actividad.
Es nuestro deseo que el año próximo nos encuentre nuevamente juntos, trabajando por el sector que amamos y al que queremos ver crecer y evolucionar hacia una ganadería bovina próspera, eficiente y con muchísimo futuro!!
Gracias por acompañarnos y Felices Fiestas!! Nos reencontramos en 2018!
Publicaciòn de «Decisiòn Ganadera» de fecha 19/12/2017