Víctor Tonelli analiza las perspectivas del negocio que enfrenta una dura sequía con costos de los granos por las nubes. “No se esperan subas en los gordos para consumo como en otoños anteriores. El novillo de exportación sí tonificará sus precios apenas la oferta comience a mermar”, afirmó.
Un año desafiante para la ganadería
“Será un año difícil porque habrá que enfrentar una sequía cuya intensidad no estaba en los cálculos. Pero, en términos generales, podría afirmar que no han cambiado las oportunidades que genera una demanda internacional que crece por encima de las posibilidades que tienen los abastecedores de satisfacerla. En cambio, la oferta del conjunto de las carnes mantendrá el mercado interno muy bien provisto y con algún exceso, poniendo en jaque el modelo desbalanceado de la ganadería argentina entre ambos destinos”, dijo Víctor Tonelli en la jornada “Ahora Brangus” organizada por la Asociación de la raza en Expoagro.
Dicho esto, el especialista ratificó que el futuro de la ganadería está mucho más ligado a las exportaciones que al mercado interno y eso requerirá un cambio en los planteos productivos hacia haciendas más pesadas, en el que las recrías serán vitales.
¿Será posible lograrlo este año con insuficiente oferta forrajera, costos de suplementación y terminación por las nubes, y otras limitantes derivadas de la sequía?, preguntó el especialista. Seguidamente analizó los factores claves a la hora de proyectar el negocio en año tan particular, tomando como referencia la experiencia frente a otras secas de magnitud, como la de 2009, y las alternativas más recientes de la oferta y la demanda en el mercado interno e internacional.
De la expansión a la sequía
Hace algo más de dos meses, la ganadería se preparaba para un año en el que todos los parámetros auguraban un crecimiento interesante. “Seca de por medio, el costo de los granos lleva acumulado subas superiores al 40%, con mayor venta de hacienda por la caída de la oferta forrajera. Todo esto, ha modificado las previsiones para este ciclo”, describió Tonelli.
Una de las cuestiones a tener en cuenta para ver dónde estamos parados es la evolución de los precios de la invernada y los gordos, desde principios de 2015 hasta fines de febrero de 2018. “La categoría que ha quedado muy retrasada es la invernada, que se ubica 27% por debajo de la inflación (IPC) y 37% respecto del tipo de cambio, en tanto que los gordos para consumo y exportación han acompañado al dólar, aunque quedaron 20% por debajo del IPC”, afirmó.
Sobre esta base, hay algunos parámetros que permiten predecir cómo se comportarán los precios de los gordos para faena con destino al mercado interno. Como se dijo, la oferta global del conjunto de las carnes volverá a crecer de la mano del incremento de la producción de carnes vacunas y porcinas, superando los 120 kg/habitante/año, nivel que resulta más que suficiente para satisfacer la demanda. Además, con la escasez de pasturas, se registra un récord de encierres en los corrales, que supera en un 24% las existencias de igual mes del año pasado. El 80% de esos animales corresponden a categorías livianas que se vuelcan al consumo, por cierto, presionando la oferta.
“Con este panorama, resulta difícil imaginar subas respecto de los valores actuales en los gordos destinados al mercado interno, como ocurrió en otoños de años anteriores”, aseguró Tonelli.
De la exportación
Un tema importante para la ganadería nacional es el efecto de la sequía sobre la oferta de animales para exportación. A diferencia de lo que ocurre en las categorías de consumo, la mayor proporción de novillos y vacas con ese destino proviene de esquemas pastoriles o con suplementación a campo.
Para predecir lo que sucederá, el analista comparó lo ocurrido en la histórica sequía de 2009 con el promedio 2011-17. “La oferta de novillos en ese año de crisis climática registró caídas significativas en mayo, lo que luego se compensó parcialmente en el último trimestre. En vacas, como es de esperar, hubo un fuerte incremento desde abril hasta julio, con caídas importantes en los meses de septiembre, noviembre y diciembre”, señaló Tonelli, aludiendo a que en esta oportunidad podría esperarse un desempeño similar.
Algo que juega a favor del negocio, es el continuo crecimiento de las cotizaciones internacionales. “Según FAO, el precio promedio de la carne vacuna aumentó 7,5% en el último año, mientras se mantuvo el del pollo y cayó 2,3% el del cerdo. Esta suba va de la mano de la demanda liderada por China y países con economías en desarrollo”, puntualizó.
Frente a este escenario alentador, la variable crucial es la continua caída del stock de novillos. “Por efecto de la política restrictiva a las exportaciones impuesta desde diciembre del 2005, el stock de novillos hasta marzo del 2017 cayó 60%. Lamentablemente, las previsiones para este año indicarían una nueva baja pese a que las mencionadas restricciones se eliminaron a fines del 2015”, advirtió.
En conclusión, “existe una demanda creciente con precios internacionales firmes, una oferta que sigue reduciéndose y que sufrirá los efectos de la sequía; y un poder de compra de la industria con posibilidades de mejorar los valores actualmente pagados. Con todo ello, el precio del novillo para exportación se irá afirmando a poco que la oferta actual comience a mermar”, indicó Tonelli. Y agregó: “para la categoría vaca habrá que esperar que pase el aluvión de oferta, que se dará hasta principios del invierno, y luego tendrá valores firmes”.
De la invernada
Con respecto a la oferta de terneros, si bien la estacionalidad de la venta es estructural, es bueno recordar que en el trimestre abril-junio sale el 42% del total anual y como consecuencia se obtienen los menores precios. “Este año, por efectos de la sequía, la oferta se anticipará algunas semanas adelantando esa caída en los valores”, sostuvo.
Conviene recordar que la relación entre el precio del maíz y el novillito para faena es una variable de alto impacto en el valor de la hacienda para invernada. Para analizarlo, el especialista monitoreó una serie desde comienzos de 2014 a marzo de 2018. “En el primer semestre de 2014, hubo altos precios de maíz. A partir de julio, se registró una fuerte caída, manteniéndose una ecuación favorable para el ganadero hasta hace tres meses, fecha en que el efecto de la sequía y el salto del tipo de cambio, lo llevó al peor nivel del período:10,8:1”, explicó, señalando la línea azul del gráfico que se muestra a continuación. Y destacó: “esta relación tiene una gran incidencia en cuánto podrá pagar el engordador por el ternero ($/kg invernada/$ kg gordo faena) para que los números de su actividad cierren. Como se ve, ambos variables siguen tendencias similares”.
Una cuestión que también influirá este año en los valores de la invernada, es la expectativa de incremento en el número de terneros logrados, dato que se podrá confirmar cuando SENASA lo publique, a fines de marzo. “Hubo un buen nivel de servicios en el período 2016-17 y pese a las inundaciones de otoño-invierno del año pasado, se espera un incremento en la cantidad de terneros por aumento de los vientres y de la marcación”, adelantó.
Así las cosas, concluyó: “lamentablemente, solo puede esperarse una caída en el precio de la invernada que acumulará mayores diferencias respecto de la inflación y del dólar”.
En síntesis, “el 2018 será un año para actuar con cautela, pero intentando, dentro de los recursos disponibles, no perder el rumbo y orientar los planteos a los rubros más convenientes”, finalizó Tonelli.
Por Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicaciòn de fecha 20/03/2018