El nuevo plan del Senasa para el control de la enfermedad apunta a identificar establecimientos libres o positivos, con un sólo diagnóstico en lugar de tres. A su vez, la exigencia china de que la carne no provenga de campos con infección impulsará al productor a obtener el máximo estatus.
Desde 1930, se fueron implementando acciones y planes nacionales para controlar la brucelosis, pero el país sigue siendo endémico, es decir que hay enfermedad, aunque fue descendiendo su prevalencia. “Antes teníamos un 15% a 20% de individuos infectados. En los últimos 15 años, con la vacunación de las terneras de 3 a 8 meses, simultánea con la de aftosa, se logró una cobertura del 95 % y eso ayudó a bajar marcadamente esa proporción”, apuntó.
La última medición se hizo hace cinco años, no es necesario realizarla con mayor periodicidad porque no se registran cambios significativos. “En 2014, hicimos un muestreo grande y cuantificamos una prevalencia del 1% del stock nacional, que si bien parece poco, genera grandes pérdidas. En ese sentido, vimos que el 12% del total de los establecimientos, sea de rodeos grandes o pequeños, tiene al menos un individuo positivo. No es un número menor”, aseveró Hart, aludiendo a impactos productivos como abortos, infertilidad, parición de terneros débiles, retención placentaria, además de la potencial repercusión en la salud pública por tratarse de una enfermedad que se puede contagiar a las personas.
“La vacunación por sí sola, por más que la vacuna aplicada en el país tiene altos niveles de protección, contralados por Senasa, no logra solucionar totalmente el problema. De ahí nuestro 1% de positivos. Con lo cual hay que dar un paso más, tomar otras medidas en estos establecimientos”, advirtió el veterinario. Esto ocurrió también en ganaderías de avanzada como la de EE.UU. y Australia que, cuando llegaron a ese bajo nivel de prevalencia, tuvieron que recurrir al saneamiento para erradicar la enfermedad en el rodeo bovino.
“Aquí tenemos que empezar a eliminar los animales positivos si queremos terminar con la brucelosis a largo plazo. Por lo pronto, apuntamos a bajar ese 12% de los establecimientos positivos”, planteó Hart.
La nueva estrategia
“El plan anterior estaba abocado a la vacunación y certificación de rodeos libres. Pero eso implicaba que estos establecimientos convivieran con el resto que sí tenían brucelosis”, argumentó el especialista con respecto a una de las problemáticas que llevó a renovar la normativa vigente en la Argentina desde 2002.
Con la nueva estrategia todos los establecimientos del país con actividad reproductiva, cría, ciclo completo, tambo y cabaña, deberán realizar una determinación obligatoria de Estatus Sanitario a Brucelosis. “Esto requerirá que llamen a su veterinario acreditado ante el programa, realicen un sangrado de las categoría susceptibles y lleven las muestras a un laboratorio de la red oficial. Con el diagnóstico, si todo es negativo, el campo será clasificado directamente como libre”, subrayó Hart, reiterando que ya no se pedirán tres monitoreos consecutivos como ocurría anteriormente.
La nueva normativa también facilita el mantenimiento de ese estatus. “Antes era necesario hacer un control de la totalidad de los vientres, lo cual significaba una exigencia importante para el productor. Ahora se implementará un sistema de vigilancia o sea que se hará un muestreo parcial, en función de la cantidad de animales de las categorías susceptibles presentes”, indicó.
Por otra parte los productores que resulten con algún animal positivo, deberán iniciar un plan de saneamiento pautado en conjunto con su veterinario acreditado. “Esta dinámica novedosa no implica dejarlos liberados. Deberán informar al Senasa cuáles son las fechas de los diagnósticos y la eliminación de los positivos encontrados, mediante el envío a faena, a fin de poder verificar su cumplimiento. La idea es que estos planes lleven paulatinamente al estatus libre de brucelosis”, explicó.
Otra cuestión importante es que los establecimientos libres no deberán hacer diagnósticos previos al movimiento de categorías susceptibles, a diferencia de los que resulten positivos. “Cuando los campos bajo saneamiento quieran mover animales negativos, tendrán que hacerles un control serológico para verificar su condición, antes de enviarlos a otros rodeos. Buscamos evitar que se transformen en futuras fuentes de infección”, aseveró Hart, ratificando que como siempre los animales positivos sólo podrán sacarse a faena.
En síntesis, “la idea de este nueva estrategia es poder identificar a través de la determinación obligatoria de estatus, los campos que no tienen brucelosis a los cuales se va a registrar como libres y por otro lado, a los que sí tienen la enfermedad para que comiencen con un plan de saneamiento. Es la base para seguir mejorando”, argumentó.
Esta determinación de estatus sanitario deberá hacerse en un plazo máximo de dos años, pero la presión del mercado internacional podrá acelerar esos tiempos. “Una vez elaborado el plan, surgió un nuevo requisito de China para exportar a ese destino. Pidieron que la carne no provenga de establecimientos con casos de brucelosis, algo que no era exigido por ejemplo por la Unión Europea ni EE.UU., dado que el producto no implica riesgo sanitario para el consumidor”, contó. Y prosiguió: “justamente, lo que brinda la nueva normativa es la oportunidad de identificar aquellos campos libres que sí van poder comercializar con destino a China y a otros países que a futuro lo soliciten. Llevaremos registro del estatus sanitario de cada establecimiento”, finalizó Hart.
Por Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicaciòn de «Valor Carne» de fecha 11-02-2019