Situado en una zona netamente agrícola (Pellegrini, Buenos Aires) se encuentra el establecimiento Santa Marta, una cabaña tradicional que con el paso del tiempo y el traspaso generacional, fue perdiendo su veta ganadera y dando lugar a la agricultura. Hace casi 4 años, las nuevas generaciones decidieron apostar nuevamente a la ganadería, priorizando principalmente la producción, la eficiencia y la regeneración.
Conversamos con Pablo Etcheberry, hijo de Felícitas Melón Gil, dueña del establecimiento, y sin dudas un emprendedor en lo que refiere a la innovación y aplicación de tecnologías para la producción intensiva.
El desafío de volver a la ganadería
“Luego que fallece mi abuelo Pichón, y que una administración decidiera ceder los campos a la agricultura durante 8 años, con mi madre y el ok de mis hermanos, tomamos la decisión de volver al campo y apostar por una ganadería rentable, recuperar los pocos animales que nos quedaban en otras tierras en pastoreo y volver a producir en aquellos campos donde crecimos”.
Volver no les resultó nada fácil, no tenían instalaciones, animales en mal estado y campos que poco tenían que ver con aquellos que habían dejado 8 años atrás.
“Empezamos con 150 vacas en 300 hectáreas en ese momento agrícolas, llegaron de la noche a la mañana ya que la decisión se tomó en solo 15 días por vencimiento de contrato en un campo en La Pampa, con eso nos teníamos que revolver, sembrar pasturas, ajustar carga, mantener la genética, alcanzar el stock objetivo y recuperar los suelos degradados luego de varios años de agricultura”.
Como el objetivo era aumentar el rodeo al doble, la primera decisión luego de organizar el stock fue engordar y vender todos los animales machos y mantener todas las hembras de reposición, sin excepciones. De esta manera, “sabíamos que el progreso sería lento pero buscamos priorizar la carga, la genética que venía de generaciones y llegar lo antes posible a la cantidad de animales que a nuestro entender comenzaba a ser lo ideal”.
Hoy en las 105 hectáreas de pasturas hay 300 vacas, 200 terneros y 85 vaquillonas; agua en la parcela y las pasturas compuestas principalmente por 8kg de alfalfa, 2kg de festuca y 10kg de avena acompañante.
Innovar: la única manera de seguir en el campo
“Ni yo ni mis hermanos en ese entonces nos dedicábamos a la ganadería, cada uno tiene su trabajo particular y por eso teníamos que implementar un sistema de una manera práctica, liviana, que sea muy fácil de manejar y que no demandara mucho tiempo.
Dicho de otra manera tuvimos que buscar una forma de “industrializar” la ganadería tradicional, implementar toda la tecnología que teníamos a nuestro alcance y ser lo más eficientes posible. De ahí, surge la necesidad de buscar alternativas tecnológicas que faciliten el manejo y realizar “inventos” que ahorraran tiempo de trabajo, las cosas que nos imaginábamos probábamos de llevarlas a prototipos, es de ahí que con los años surge PensAgro.
El hecho de no tener manga, no tener empleado, no saber enlazar, y tener tan poco tiempo disponible, los llevo a generar un paquete de herramientas que hoy en día resultan muy interesantes y les permite trabajar con mucha eficiencia.
Aprendiendo a mirar el suelo, el pasto y después la vaca:
Las únicas tres ideas que tenía en claro cundo decidió implementar el sistema, era que el manejo se iba a realizar con pastoreos diarios, que las pasturas se iban a sembrar sin insecticidas ni fertilizantes, y que la herramienta fundamental para el transporte iba a ser un cuatriciclo: “una prolongación de tus pies, la herramienta más fiel y eficiente para el campo”.
El campo se planifico con un callejón al medio de punta a punta, con parcelas movibles que dan 1,5 has promedio, mucho corta corriente así como pequeñas cosas pensando en la velocidad y practicidad. “En mi deporte favorito (motocross) ganaba el que menos tiempo tardaba, ese tiempo no se lograba saltando más alto, sino descontando milésimas en un frenaje, y comenzando a acelerar unas milésimas antes a la salida de cada curva, esta acción repetida en varias curvas transformaba esas milésimas en centésimas, y esta acción repetida en cada vuelta lo transformaba en segundos. No importaban las 7 horas del día anterior preparando la moto. Uso este ejemplo porque me ayudó a entender el tiempo que perdemos en el campo en el día a día, una tranquera nos lleva 2 minutos, pero por 10 tranqueras son 20 minutos al día, o sea que al año nos pasamos 15 días de 8 horas por día abriendo y cerrando tranqueras, 85 días al año haciendo carreteles, y podría seguir….como dije, el problema no es esas 6 horas que estuvimos en la manga un día al mes, el problema son las pequeñas pérdidas de tiempo” en eso se pensó muchísimo a la hora de rearmar el campo.
“Luego de haberlo estudiado en mi escuela Agraria y haberlo implementado con muy buenos resultados en trabajos tanto en Argentina como en el exterior, el cambio diario era no solo necesario sino la única alternativa que nos iba a permitir lograr buenas ganancias con altas cargas. Pero nunca imaginamos todo lo que esto traería aparejado en la vida del suelo, el comportamiento de las pasturas y la biodiversidad que se iba a formar en ese entorno”.
“Se formó un ecosistema entre las vacas, las pasturas, los insectos y los pájaros que nos cautivó, y eso nos fue motivando cada vez más a seguir por este camino, apuntando a una ganadería regenerativa y dando lugar a los procesos naturales, con cada plaga aparece un predador, y si podemos también lo regulamos con las vacas, se hace conteo de huevos en bosta (HPG) y no estamos teniendo alta carga de huevos, en 2 años hemos desparasitado solo una vez, con un producto que no daña la larva del escarabajo estiercolero, esta baja carga de parásitos algunos la atribuyen a la rotura de ciclo del mismo debido al cambio diario, por ahora vamos manteniendo un equilibrio muy interesante y estamos muy contentos con los resultados”
Trabajando cada hectárea como si fuese la única
Se maneja un ciclo completo con énfasis en la cría:
– Creep feeding: el objetivo no es incrementar mucho el peso al destete sino que los animales aprendan a comer y que el momento del destete sea menos traumático ya que con esa suplementación van a tener una cosa menos para extrañar. Destetamos nariz con nariz, alambre por medio, un animal no debe sentir tan diferente a un humano, y siempre creí mejor que si en nuestra niñez nos separaran por completo de nuestra madre, sería que nos dejen reja por medio, teniendo la chance de por lo menos tomarle la mano. Este año vamos a probar en el mismo lote que vienen comiendo, con 3 hilos de eléctrico, si no funciona lo haremos con alambre 7 hilos de por medio.
– Por otra parte se engorda el ternero en un feedlot móvil, esto permite liberar área de pastoreo y a la vez mejorar los suelos de la loma que son las partes más pobres del campo, los animales entran al corral con un peso aproximado de 180-200kg y salen a los 360kg.
– La vaquillona se recría con una disponibilidad diaria de 4 hs de alfalfa y festuca, rollo y suplementación con maíz regulada con sal al 18%.
– Hoy en día se manejan 4 cambios diarios, salvo en invierno que se maneja por presupuesto, las 54 parcelas se dividen en 2, comiendo 1 por día (108 días) acompañada con rollos.
– En las 105 hectáreas totales se realizan aproximadamente 300 rollos/año que son repartidos durante el invierno, comemos un 30% de los rastrojos. Este año pensamos probar la siembra de verdeos de invierno con avión en los lotes que hoy tienen maíz, y hacer verdeo doble propósito en todas las hectáreas agrícolas, si se come, pasará lo que corresponde a ganadería y si no se come lo absorberá la agricultura como cultivo de cobertura.
Experiencias que valen la pena compartir
“Mis compañeros de grupo Lucas Podesta y Juan Albizu (que se han capacitado en serio) me hicieron saber la importancia de la biodiversidad en el suelo. En este caso, el escarabajo estiercolero cumple un rol fundamental, desintegrando la bosta convirtiéndolo en bolitas y llevándolo mediante túneles bajo la tierra. Esta acción, permite que el abono se incorpore, y que el suelo, mediante este amiguito, lombrices, hormigas, etc, valla aireándose permitiendo así una mayor permeabilidad para los momentos de lluvia, como también facilitar el acceso a las raíces y reducir la compactación.”
“Primeras conclusiones del encierre móvil:
VENTAJAS:
1) Piso seco durante todo el ciclo. 2) Mejores condiciones para el animal. 3) Fertilización natural y aumento de materia orgánica, de manera controlada. 4) Flexibilidad con baja inversión material para hacerlo en cualquier parte pobre del campo.
DESVENTAJAS:
1) Mayor planificación, mano de obra y uso de artículos de alambrados (en nuestro caso solo 2 hilos y poste cada 25 mts) 2) Pozos, más grandes alrededor de silo y bebidas y algunas “cuevas” sobre todo en el último tercio del engorde (animales ya más maduros)
No estoy seguro sobre compactación pero el análisis final se hará monitoreando la cosecha de este próximo cultivo de maíz.
LO VOLVERÍA A HACER? Todos los años a partir de este.”
Publicaciòn de «Decision Ganadera» de fecha 26/04/2019