El estado corporal de las vacas es, en general, pobre. Lo menos que se puede esperar es que en 2020 haya menos pariciones.
En estos días de incertidumbre y de retención de la oferta ganadera, los precios de la hacienda suben, pero de manera desigual.
Con respecto a un año atrás y considerando una inflación anual del 55 por ciento, y una suba del dólar del 71 por ciento, la cotización del novillito en Liniers subió 55 por ciento; la del novillo, 54 por ciento; la de la vaca gorda, 73 por ciento y la de la conserva buena, 71 por ciento. El novillo pesado tipo exportación sube 48 por ciento.
Una nueva suba del dólar, sin retenciones adicionales en el corto plazo, podría encarecer el maíz y complicar aún más la situación de los feedlots; de ser así se acentuaría el vaciado que todos los años se produce en noviembre-enero en los corrales y que determina en buena medida la suba de precios de fines de enero o febrero.
En el mediano plazo, y a partir de la llegada de un nuevo gobierno, es probable que con un dólar alto se establezcan retenciones adicionales a las carnes y al maíz, y vuelva a cambiar el sistema de precios relativos. Si se repiten los errores del 2007-2015, es probable que la liquidación moderada del stock ganadero que estamos viviendo se acelere y se produzca un faltante de carne más adelante.
En septiembre, por segundo mes consecutivo, las exportaciones alcanzaron las 80 mil toneladas res con hueso, representando 29 por ciento de la demanda total.
La primavera ha llegado tarde y los campos están mejorando en algunas regiones del país, pero no en todas. El estado corporal de las vacas es, en general, pobre y el servicio ya ha comenzado en muchas zonas; lo menos que se puede esperar es que en 2020 haya menos parición cabeza que este año. El destete 2020 será probablemente alto, entre 14,6 y 14,8 millones de terneros, como consecuencia de que en la primavera 2018 el número de vacas era más alto que el actual. Será también como reflejo de una preñez entre dos y tres puntos más alta que la temporada anterior (2017). La mayoría de las vacas recibieron servicio en 2018 en un estado corporal muy bueno, con una situación forrajera casi ideal.
El servicio actual empieza de manera casi opuesta: vacas “atrasadas”, menor número de vacas expuestas a servicio por la alta faena de vacas y vaquillonas, y además una elevada matanza de vientres preñados. La combinación de menos vacas en el rodeo, con un estado corporal de los rodeos lejos del que tenían hace un año, daría en principio una caída en la preñez y una reducción en el número de terneros destetados en 2021. Puede calcularse –muy conservadora– entre un dos por ciento menos de vacas en el rodeo y un dos por ciento menos de preñez con respecto a los notables registros del 2018/2019.
Si la liquidación se acelera o las lluvias llegan esta primavera de manera tardía para mejorar el alicaído estado de los campos y de las vacas, la caída en el número de terneros destetados en 2021 podría ser mayor. Hay muchos que piensan que con los atractivos precios para la vaca, por el efecto China, se estarían limpiando los campos de cría de vacas viejas, vacías o improductivas, y esto podría determinar ceteris paribus (siendo las demás cosas iguales) alguna mejora en el índice de preñez a nivel nacional.
Gasto
En los últimos 12 meses el gasto de los argentinos en carne vacuna (a moneda constante) cayó un 15 por ciento, al combinarse una caída de ocho por ciento en el consumo per capita, con una baja en términos reales del siete por ciento del precio de la carne al mostrador.
No pasó lo mismo con el gasto en carne aviar, que a moneda constante entre septiembre del 2018 e igual mes del 2019 se mantiene casi inalterado, al combinarse una mínima caída en la ingesta de pollo con un pequeño aumento del precio en términos reales al público. En cuanto al gasto de carne porcina, cae en el mismo período un 10 por ciento a moneda constante.
Publicaciòn de «Decisiòn Ganadera» de fecha 29-10-2019