Hace seis años un establecimiento santafecino, La Barrancosa -de Agro Abacus SA-, incorporó el ciclo completo bovino, con recrías de altas cargas entre dos cultivos agrícolas y feedlot de terminación, logrando una altísima productividad global. No conformes, sus directivos se propusieron medir el impacto ambiental, social y económico de esta intensificación y lo resolvieron dentro del Sistema Chacras de Aapresid, obteniendo un muy buen índice de sustentabilidad: 69,9%. Dada la importancia de esta evaluación, la primera que pone en números una cuestión estratégica para la sociedad, los mercados y los propios empresarios del campo, Valor Carne entrevistó a los protagonistas de la innovación.
«El 80% de nuestros suelos son clase 1 y 2, o sea, los mejores del mundo. Cada vez producíamos más, con resultados económicos interesantes, pero no sabíamos si un planteo tan intensivo era sustentable. Nos preocupaba degradarlos, contaminar el ambiente y no teníamos certeza de la inocuidad de nuestros productos», recordó el Ing. Agr. Héctor Cuevas, administrador de La Barrancosa, donde además de las cosechas hay 5.600 bovinos, entre propios y de capitalización, que manejan con 19 empleados.
¿Por qué la industria y los servicios demuestran cómo trabajan y el agro no? En 2016, la firma solicitó la colaboración de Aapresid para evaluar qué se hacía bien y qué había que corregir. Como respuesta, se creó la Chacra María Teresa, un sistema de investigación in situ que articula los conocimientos de expertos del INTA, universidades, empresas y profesionales independientes, implementando un programa de mejora continua a tres años.
El método
«El primer desafío fue la falta de una metodología adecuada para medir la sustentabilidad de un sistema mixto intensivo», afirmó el Ing. Agr. Ezequiel Marteddú, Gerente Técnico de la Chacra María Teresa, aclarando que la misma fue desarrollada por sus expertos, en base a un trabajo del Ing. Agr. Santiago Sarandón, profesor de Agroecología de la Universidad Nacional de La Plata.
¿Cómo funciona el método? «Se estiman los valores alcanzados por los desempeños productivos, sociales y ambientales, entre otros, según indicadores de base y objetivos fijados por la empresa», explicó, detallando que estos resultados se pueden visualizar en un diagrama de tela de araña compuesto por ejes que van de 0 a 100%. Y agregó: «con estos datos se calcula el índice de sustentabilidad que también se expresa de 0 a 100%. La Barrancosa obtuvo un 69,9%, que es un nivel muy bueno».
Resultados, uno por uno
El desempeño agrícola, por ejemplo, fue excelente (83,2%) gracias a que el campo llevaba años de buenas prácticas de manejo, con rotación de trigo, soja y maíz, además de avena como cultivo de servicios.
«De cualquier forma, detectamos que el uso de nitrógeno sintético consumía el 64,7% de la energía necesaria para producir maíz. Entonces, desde la Chacra hicimos la propuesta de incorporar alfalfas y vicias en la rotación», indicó Marteddú, aludiendo a que «con cuatro años de pradera y seis de agricultura, el balance ganaría 700-750kg de N/ha».
Cuevas coincidió en que el objetivo de La Barrancosa es que casi toda la nitrificación sea biológica. “Estamos avanzando paulatinamente con esta mejora, pero sin sacrificar rendimientos», advirtió.
En cuanto al desempeño ganadero, actividad que se incorporó hace pocos años, aún no mostró buen nivel (38,6 %). «Si bien el sistema alcanzó alta productividad, hay asignaturas pendientes en materia de sustentabilidad», diagnosticó Marteddú.
«En las primeras muestras se encontraron principios activos en las napas e incluso en la media res. El INTA Castelar analizó nuestra carne y apareció Atrazina, un herbicida de uso agrícola, además de trazas de desparasitantes», se sinceró Cuevas.
Inmediatamente, La Barrancosa puso en marcha un plan de correcciones consensuado con los expertos de la Chacra. El reemplazo de ese herbicida por otro de menor impacto ambiental, aunque bastante más costoso; las camas biológicas para cargar la pulverizadora y la prolongación del período de carencia más allá de lo exigido por las normas oficiales, para cubrir con holgura la inocuidad de la carne, fueron algunas de las medidas implementadas.
«Sin embargo, hay que seguir mejorando, sobre todo en el feedlot, en cuanto sombra y espacios secos para que duerman los animales. Hoy el bienestar animal nos castiga mucho en el desempeño ganadero. El modelo de sustentabilidad es muy exigente y la medición no perdona nada», aseveró Cuevas.
En la cría, que se desarrolla en los bajos, el resultado es regular porque todavía no está estabilizado el rodeo. «Aunque ya se obtienen preñeces de 95% en vaquillonas de 15-16 meses, sería importante incrementar la carga dado que el establecimiento no tiene limitantes de forrajes», sugirió Marteddú.
«Partimos de un rodeo general y en los primeros tiempos lo único que buscábamos era tener patas en el campo. Hace dos años empezamos a seleccionar para que nos queden vacas Aberdeen Angus, negras y coloradas, apuntando a la calidad. Pero hoy pesa mucho la cuestión financiera para poblar el campo», intercedió el productor.
En la recría, a su vez, si bien se logran entre 500-700 kg de carne/ha con cargas instantáneas de 100 cab/ha sobre verdeos, las ganancias individuales no son tan altas. «Lo importante es que ese ganado entre dos cultivos agrícolas mejora la productividad y el resultado económico de la rotación, es como si produjeran 20-25 qq más de soja. La combinación ganadería-soja da un número muy competitivo en la zona núcleo», sostuvo Cuevas.
Producir cuidando el ambiente
Después de tres años de aplicar esta metodología, el desempeño del suelo alcanzó una calificación de 73,1%, considera muy buena. Para obtener el dato, se hicieron mediciones en lotes agrícolas puros, en otros donde se incorporó la avena pastoreada y en donde se incluyó la pastura.
“En materia de compactación, en todos hallamos valores satisfactorios. En los que se hacía agricultura y recría, fue de 1,5 a 2 Mpa/cm2, por debajo de los límites críticos. Además, ahí el nivel de materia orgánica dio alto, 3-3,4%; y el contenido de lombrices promedió los 15-30 gr/m2, mientras que en pasturas alcanzó los 110 gr/m2”, resaltó Marteddú, señalando que «hay algunos campos, incluso cercanos, donde cuesta encontrar una lombriz».
Para la Barrancosa, estos datos son muy importantes porque están avalando la ganadería intensiva en zona núcleo. «Sabemos que el sistema es m
ejorable, pero vamos por buen camino. Lo pudimos comprobar a fines de diciembre, viendo como se infiltraba el agua después de que cayeran 293 mm en un par de días», aseguró Cuevas, compartiendo un video de una pradera polifítica del establecimiento.
La gente primero
Un aspecto en el que también se avanzó con la metodología de la Chacra fue la sustentabilidad social. A través de una encuesta, se evaluó la satisfacción laboral del personal, la capacitación y el involucramiento con el cambio tecnológico, entre otros.
«Encontramos un desempeño social muy bueno, del 76%, aunque el nivel de educación formal era bajo: primario y secundarios incompletos. También detectamos que el 84,2% quería terminar sus estudios «, reveló Marteddú.
Estos datos fueron sorprendentes para la empresa ya que a pesar de esas limitantes se lograba una elevada productividad. «Si pudiéramos mejorar su educación formal ¿Hasta dónde llegaría el sistema?», se planteó Cuevas. Entonces, a partir de un trabajo conjunto con el Ministerio de Educación de Santa Fe, desde hace un año se brinda educación formal en el propio campo al personal de la Barrancosa y de establecimientos vecinos, para que puedan completar su formación y mejorar su calidad de vida.
A futuro
Por lo pronto, la Chacra María Teresa diseñó una metodología para evaluar impactos y validó que es posible producir más preservando los recursos.
“El sistema de medición puesto a prueba mostró ser una herramienta sencilla, de fácil interpretación, efectiva para detectar limitantes, resumir información y estimar la sustentabilidad a través de un número sintético”, subrayó Marteddú.
Por su parte, Cuevas destacó que «lo importante sería que muchas empresas mixtas implementemos esta tecnología, porque da una respuesta científica a un pedido de la sociedad: el cuidado del ambiente. Desde Agro Abacus, vamos a adoptarla en otros campos del grupo, ya está decidido empezar por el de Necochea», finalizó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicaciòn de «Valor Carne» de fecha 13-01-2020