El impacto de la nutrición de la madre en el desarrollo del ternero. El efecto de la ganancia de peso en los tres primeros meses posdestete a lo largo de todo el ciclo del bovino. Las secuelas de restringir la alimentación durante la recría temprana en el animal terminado y la opción de elegir dietas simples y fáciles de utilizar en el corral, son algunas de los puntos analizados por el Ing. Agr. Darío Colombatto.
El Ing. Agr. Darío Colombatto, profesor de Producción Animal de la FAUBA e investigador del CONICET, hizo una puesta a punto de los conocimientos para producir el mejor novillo, durante el ciclo de webinars organizado por la Asociación Argentina de Criadores de Hereford. Si bien la mayoría de los consejos son importantes para todas las razas, algunos son claves para el negocio del productor comercial del Hereford.
Desde el feto
Durante la gestación, sobre todo en el segundo tercio, se define el número total de fibras musculares que tendrá el feto. “Si mal alimentamos a la madre en ese período y no le permitimos recuperarse en el último tercio, vamos a reducir esa cantidad de fibras. No importa cuál sea la genética, en la práctica, el ternero podría quedar más chico”, indicó Colombatto.
Luego, en el último tercio, las fibras musculares crecen en tamaño y de continuarse con una nutrición pobre se reducirá peso al nacimiento, pero también al destete. “Es una práctica que en ciertas oportunidades se hace exprofeso. Se restringe la alimentación de la vaca antes del parto, pensando que así se hacen mejor las cosas, aunque en realidad en ese momento puede ser un error», advirtió, aludiendo al crecimiento compensatorio que es una respuesta biológica del bovino cuando recibe comida después de un período de escasez y su organismo reacciona de forma rápida y recupera el peso perdido.
Uno de los trabajos de la tesis doctoral de Sebastián Maresca del INTA, comprobó que las vacas con alimentación restringida en el último tercio de gestación dan terneros 5% más livianos al nacer, una ventaja para la madre, pero el peso al destete resulta 7% menor. “No hay compensatorio. Es más, estamos hablando de unos 10 kilos menos por ternero que, puestos en valor, significan mucha plata”, apuntó Colombatto.
Otra secuela de la malnutrición durante el último tercio de la gestación es la reducción del marmoreo. «En el Hereford se dice que este atributo es relativamente bajo comparado con otras razas, aunque esto puede mejorarse genéticamente. Ahora, si se avanza en la selección de la línea materna y se eligen toros adecuados, pero no se brinda la mejor nutrición, es un gasto en vano», planteó.
En concreto, las restricciones alimentarias sólo pueden aplicarse a la madre mientras se pueda mantener un buen estado corporal como para lograr elevados índices de procreo y, a la vez, generar el mejor ternero.
Llegó el ternero
La ganancia de peso posnatal temprana también es fundamental para el resto de la vida del animal. Un estudio del Consorcio de Ganaderos para Experimentación Agropecuaria (CEA) de Paraguay demostró que animales que ganan más peso al principio mantienen esa diferencia en el tiempo.
¿En qué consistió? Compararon las ganancias de peso de terneros con destete precoz versus destete convencional y vieron que todos los animales que tuvieron mejor ganancia diaria en los primeros 60 días de crecimiento, sostuvieron ese plus hasta ocho meses después, independientemente de la edad al destete.
«Entonces, todo lo que se haga al comienzo de los ciclos para mejorar la ganancia diaria, redunda en mejores resultados al final», subrayó, indicando que para ello hay que estar atento a trabajar con una carga animal que permita maximizar esas ganancias individuales.
A su vez, el Ing. Agr. Aníbal Pordomingo y su equipo del INTA Anguil, comparó el peso final de dos grupos de animales, alimentados con distintos niveles de proteína (% PB), destetados a la misma edad, pero unos con 190 kg y otros con 150 kg.
«Observen de vuelta que los novillos que fueron destetados más livianos, a igual edad que los otros, no llegaron al mismo peso final que los destetados más pesados», opinó Colombatto, reiterando la importancia de la nutrición posnatal temprana.
El abc de la recría
Una vez que se llega a la recría, la clave está en hacer un uso eficiente del pasto, que significa el 85-90% de los recursos alimenticios, manejándolo según el peso final que se busque en el animal y su destino comercial. ¿Conviene restringir la alimentación durante esta etapa? «Una tesis de maestría del INTA Anguil, comparó las ganancias de peso de animales restringidos al inicio de la recría, cuando pesaban 150 kg, versus los no restringidos. Y no hubo un crecimiento compensatorio hacia el final del ciclo. Los pesos de los novillos terminados fueron similares en ambos casos», aclaró.
«A la hora de la faena, tampoco se obtuvieron beneficios con la restricción. Con la alimentación no restringida, se lograron 33 kg más de res, 2 puntos más de rinde y 6 cm2 más de área de ojo de bife», resaltó Colombatto, detallando que este diferencial se genera en las etapas tempranas de la recría (ganancias de 654 g/día versus 176 g/día) y no se compensa después ni siquiera en el feedlot en lo que hace a calidad de carcasa.
¿Consejo? «Una vez que se llega al destete, la nutrición de los tres primeros meses tiene que estar asegurada. Entonces, la batalla que tenemos que dar es aumentar la ganancia de peso de otoño, con suplementación o corral de inicio, que da más previsibilidad y más kilos al gancho», propuso, apuntando al corazón del negocio.
Engorde, lo básico prevalece
En la terminación pastoril, hay que propiciar la mayor disponibilidad posible de este recurso para que los animales puedan seleccionar y, por ende, obtener mayores ganancias de peso.
«También hay que elegir qué proporción de pasto consumen. Si comen del 20% superior, habrá más hojas y la digestibilidad estará cerca del 75%, en el caso de una alfalfa, mientras que, si van hacia abajo, a medida que aumenta la relación tallo-hoja, esa digestibilidad bajará al 55%», explicó. ¿Una alternativa es mejor que otra? «No es así, depende de si quiere privilegiar la ganancia individual o aumentar la carga para obtener más kilos por hectárea, en la medida que no se esté dañando el crecimiento posterior del pasto», señaló.
¿Suplementación? «Hace 25 años, cuando estudié agronomía, la pregunta que nos hacíamos era ‘con qué suplementar’ y hoy lo más importante es ‘quién lo va a hacer’. Si se utiliza un forraje peligroso, como grano de trigo aplastado, que puede causar acidosis, no debería dejarse a cargo a alguien que no tiene suficiente calificación para la tarea», advirtió.
En el corral, en los tiempos que corren, también prevalece lo básico. Las dietas deben ser simples, fáciles de dar y eligiendo el sistema de suministro en función de la escala y de la disponibilidad de personal. «Si no tenemos una buena estructura, se puede optar por el autoconsumo y prevenir así el efecto fin de semana. En el suministro diario la operativa es más compleja, permite utilizar dietas con más ingredientes y hacer mediciones, sin dejar de lado cuestiones elementales como que la comida caiga adentro del comedero. Y en todos los casos hay que buscar el bienestar animal, no solo porque repercute en nuestro negocio, sino también porque tenemos toda una sociedad mirándonos», aseveró.
Para finalizar, Colombatto destacó el potencial del Hereford para exportación. «Es ideal porque tiene una estructura algo más grande que otras razas y hay cierta demora en la deposición de grasa, que facilita llegar con eficiencia a una media res de 120-125 kg, lo que piden todos los mercados internacionales», concluyó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicación de «Valor Carne» de fecha 15-07-2020