Una empresa de nutrición animal incorpora un servicio de gestión que permite extraer e interrelacionar información clave para tomar decisiones. Un tablero muestra cuánto se gana o pierde por cambio de categoría y por conversión alimenticia, con el objetivo de descubrir rápidamente dónde mejorar. Una feedlotera que engorda hacienda propia y de hotelería cuenta su experiencia.
Nahuel Spalding.
En los últimos años se ha generado una enorme cantidad de datos en la ganadería intensiva que muchas veces no se convierte en información para la mejora del sistema. Por eso Cladan, una empresa argentina de nutrición y salud animal, incorpora la inteligencia de negocios, una potente herramienta para el análisis de datos, a fin de apoyar las estrategias nutricionales, dando un paso adelante hacia la ganadería de precisión.
“Hay pocos feedlots que toman datos individuales de los animales y los que sí lo hacen muchas veces no saben cómo sacarles provecho o les resulta complicado. Por eso acercamos al productor un consultor independiente, el MV Javier Laguzzi, especialista en análisis de datos, para que le brinde este servicio. Por ahora lo estamos aplicando en establecimientos líderes y la idea es ampliarlo paulatinamente”, dijo a Valor Carne el MV Nahuel Spalding, Gerente técnico de rumiantes.
¿En qué consiste la asesoría? “La inteligencia de negocios se basa en analizar grandes conjuntos de datos, incluyendo variables comerciales -básicamente la compraventa- y productivas -como eficiencia de conversión y costo del kilo producido- que también influyen en el resultado económico. A partir de esto se extraen indicadores y tendencias, o sea, se hace una ‘minería de datos’ que se entrelazan para predecir resultados”, explicó Spalding. Y prosiguió: “Desde Cladan, mediante la asesoría de Laguzzi y con nuestros conocimientos del mercado y de la nutrición, identificamos anomalías y elaboramos una estrategia para mejorar el beneficio del establecimiento”.
Por ejemplo, “el productor que engorda hacienda propia conocerá rápidamente el impacto de la suba del maíz en el costo por kilo producido y con apoyo del nutricionista podrá formular una nueva ración incluyendo otras materias primas disponibles, para mejorar su negocio. El que hace hotelería podrá ofrecer tarifas diferenciales a sus clientes de acuerdo al origen de la tropa, el peso de ingreso y la época del año, entre otros”, planteó.
Minería de datos
Javier Laguzzi.
Javier Laguzzi, profesor de la Fac. de Cs. Veterinarias de la Universidad de Rosario, explicó por qué esta innovación es estratégica para el gerenciamiento del negocio.
“Muchos feedlots cuentan con softwares para hacer un seguimiento de los precios de compraventa, que por cierto tienen alto impacto en el resultado, pero es necesario analizar también la respuesta productiva del animal que influye en lo económico. Entonces, a partir del Power BI® (una herramienta provista por Microsoft), desarrollé un sistema de tableros o cuadros de mando (dashboard) que reúnen información histórica de ambos tipos de variables”, contó.
El tablero permite indagar fácilmente el beneficio por animal en función de los datos que aporta el productor, discriminando lo logrado por aspectos comerciales (compraventa) y productivos (eficiencia de conversión y costo del kilo producido), como se ve en el siguiente gráfico de un feedlot asesorado por el consultor.
Las barras muestran cuánto se ganó por animal vendido en cada mes: en verde el resultado productivo y en negro el comercial. “Así, en enero se lograron $9.900 de los cuales $5.800 son por eficiencia productiva y el resto por diferencial compraventa. En agosto, septiembre y octubre el diferencial es negativo ya que escasea el ternero y se compra más caro, mientras el animal para faena no acompaña la suba, pero el resultado productivo compensa esa pérdida en buena medida”, aseveró.
¿Qué hicimos? “Seleccionado el mes de octubre vimos que, si ajustábamos la dieta, sin resentir tanto la conversión, aumentaba la duración del ciclo, y el gordo salía más adelante, en diciembre, cuando el precio se tonifica”, respondió Laguzzi. En el tablero se registra que la duración del ciclo (en el reloj en celeste) pasó de 106 días (promedio histórico) a 121 días. “Esta decisión posibilitó que, si bien el resultado comercial fue negativo, -$1.632, el resultado final por animal fue positivo, $6.653, a partir del resultado productivo de $8.285”, detalló.
En otro feedlot, por el contrario, se advirtió que un ciclo más largo no resultaba beneficioso para el negocio. ¿Dónde estaba el problema? “Los animales de bajo peso de ingreso obtenían menores ganancias diarias y eso prolongaba la estadía. En la reunión de equipo se encontró que como la dieta de recría era más barata, se suministraba por más tiempo. A partir de esto, analizamos costos de dietas en relación a la duración del ciclo. Entonces, se acortó el tiempo de ración de recría y se ajustó la de terminación que comenzó antes. Como resultado, a lo largo del año se pudo aumentar la ganancia diaria, disminuyendo la duración de ciclo, sin grandes implicancias en el costo del kilo producido”, indicó Laguzzi, detallando que a su vez se mejoró la rotación de capital permitiendo más ciclos de engordes.
Otro valor estratégico de este desarrollo es que toda la información se puede desglosar por proveedores y seleccionar los de mejor eficiencia de conversión y de mayor margen neto, por ejemplo, para planificar la actividad de la empresa.
“Hasta ahora todo lo que expliqué se basa en una evaluación histórica de los datos. Un plus es que, si cargo en un Excel los valores estimados para el siguiente ciclo, en cuanto a compraventa, costos de alimentos, conversión y cantidad de días de engorde, puedo obtener resultados a futuro, gracias a la base de datos y a los indicadores de performance autogenerados en los tableros de mando”, concluyó.
En primera persona
Cecilia Pafundi.
Cecilia Pafundi es técnica en administración agropecuaria y está al frente del feedlot Elena, en Totoras, Santa Fe. Es una empresa familiar agrícola ganadera, con capacidad para engordar 5.000 cabezas: 20% propias y 80% hotelería para Cuota 481 y consumo.
“Soy la cuarta generación de ganaderos, empezó mi bisabuelo que hacía novillos de exportación a campo. Mis padres viven en el establecimiento y yo en Cañada de Gómez, a 15 km, tengo dos niños. Todos los días hago entre 75 y 200 km según si debo visitar a un consignatario, un frigorífico o asistir a una reunión escolar a las 13 hs y volver al feedlot. Aquí, la hacienda ingresa de lunes a domingo”, afirmó la administradora, detallando que la visión de la empresa es ofrecer servicios profesionales, a medida de cada cliente.
“Dentro de lo que es exportación tenemos a Swift para la cuota europea y, en consumo, varios frigoríficos y abastecedores del cordón rosarino. Todos miran al detalle la calidad de la hacienda y los números del negocio, y yo trato a todos los animales como si fueran míos, quiero que mis clientes ganen plata”, subrayó.
El feedlot Elena maneja dieta húmeda con lo cual necesitan garantizar la estabilidad de la materia seca. “No es lo mismo cobrar un precio con 65% de MS que con 70% porque el animal consume un 5% más de agua. Tenemos un laboratorio y todos los días hacemos el análisis, así el cliente sabe qué está comiendo el animal y en función de eso se factura”, señaló, detallando que cuentan con el asesoramiento nutricional del MV Alejandro Caviglia, de Cladan, y de Laguzzi que analiza los datos.
¿Gestión de información? “Trabajamos con seres vivos, analizarla es imprescindible. Tenemos que producir un kilo de carne al menor costo posible y para eso debemos conocer el tipo de raza, de dónde proviene el animal, cuánto aumenta diariamente, la conversión alimenticia. Las decisiones se toman en función de los datos históricos que llevamos desde hace más de 10 años”, sostuvo.
Para contar con esta base, cuando ingresan los animales se les coloca la caravana electrónica y se registra el origen, el peso, los tratamientos sanitarios, el consumo, entre otros. “Con eso Laguzzi ya comienza su trabajo, lleva los datos cabeza por cabeza y los analiza para proporcionarle al cliente información por tropa. Es un servicio más que ellos valoran y a nosotros como empresa nos respalda, nos da chapa”, finalizó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicación «Valor Carne» de fecha 07-04-2022