Gracias a la sinergia entre actividades y la intensificación, pasaron de un planteo de cría tradicional cordillerano al ciclo completo, con plasticidad para terminar animales de consumo o exportación, según el valor de mercado. “Invertimos para avanzar en bovinos y ovinos optimizando los recursos de todas las unidades de negocios”, afirma Agustín Dranovsky, CEO de la empresa.
Agustín Dranovsky.
Compañía de Tierras Sud Argentino, propiedad del Grupo Benetton desde 1991, es una firma con más de 130 años de historia en la Patagonia y largamente asociada a los ovinos para lana. Lo curioso, es que su inicio se dio de la mano de la producción bovina. En las últimas décadas incorporó la forestación y un frigorífico para ovinos, y hoy busca potenciar sus actividades ganaderas apelando a la sinergia entre sus distintas unidades de negocios.
Valor Carne visitó las estancias Leleque y Maitén, en Chubut, para conocer los detalles de su modelo productivo bovino, con cría en la Patagonia y terminación de novillos y vaquillonas en Balcarce, Buenos Aires.
“Con la ganadería vacuna intentamos hacer lo mismo que con el resto de nuestras actividades: integrarnos verticalmente y aprovechar todos los recursos que tenemos. El objetivo de mediano plazo es terminar 7.500 cabezas anuales”, explicó el joven Agustín Dranosvky, CEO de la compañía, reafirmando que la mirada es migrar “de productores de terneros a productores de carne”.
Desde hace décadas, la empresa tenía un modelo de cría de animales generales Hereford que concluía con la venta de terneros en la Patagonia. Para apuntalar la calidad del rodeo, desarrolló su genética a través de una cabaña propia que produce toros y vientres de pedigree y Puros Registrados. En forma paralela, en Balcarce, hacía ciclo completo de Angus y Hereford bajo un esquema intensivo, con recrías basadas en pasturas y verdeos, y terminación a corral con granos de cosecha propia.
Pero el corrimiento al norte de la barrera sanitaria de la aftosa le hizo dar un giro al negocio. “En los últimos dos años hubo una brusca baja de precios relativos del ternero versus lo que es por fuera de esa barrera. Esto nos llevó a hacer las cuentas para definir si era posible engordar en Balcarce nuestros terneros patagónicos”, explicó Dranovsky.
Esta crisis de precios también fue la respuesta a un dilema que ya venía surgiendo en la empresa: el esquema bonaerense había crecido de tal manera que tenía capacidad de terminar más hacienda que la propia. La disyuntiva era comprar terneros extra en la zona o llevar los de la cordillera a Buenos Aires.
Así, a pesar de tener que enfrentar gastos de 1.500 km de flete, el margen seguía siendo positivo. “Hay que considerar que había un ahorro de comisiones, pero la decisión final la definió la calidad. Ya conocemos la genética, lo que da la hacienda, y muchas veces es un diferencial importante. Cuando podés probar que el animal gana X cantidad de kilos por sobre otro, significa un valor extra”, subrayó el CEO.
Con esa mirada, comenzaron a enviar los terneros patagónicos para hacer la recría y terminación a Buenos Aires, buscando alcanzar un primer escalón de unas 6.000 cabezas en 2022, entre las traídas del sur y las que ya se producían en Balcarce.
¿Consumo o exportación? “Tenemos posibilidades de hacer las dos cosas, lo salimos a ofrecer y la realidad es que hoy el mercado interno está compitiendo mejor en esta categoría: un animal que llega a frigorífico en unos 440 kilos para los machos y 380/400 kg para las hembras. Es un segmento que anda muy bien en supermercados”, señaló Dranovsky.
Con sello patagónico
Ronald Mac Donald.
El corazón de la producción ganadera de Compañía Tierras del Sud está en Chubut y Río Negro, en 356 mil hectáreas repartidas en cuatro estancias: Pilcañeu, Maitén, Leleque y Montoso, ubicadas entre los valles precordilleranos y cordilleranos, aunque también llegan a la estepa.
En esos establecimientos conviven más de 9 mil cabezas Hereford, entre generales y de pedigree, y hasta 100 mil ovinos Merino (luego de la parición). Con este volumen, el manejo es clave y el mayor desafío es aprovechar en un corto período de tiempo los 400 milímetros de lluvia que caen en el invierno, además de lo que dejan las nevadas.
“Tenemos que hacer una actividad intensiva en una zona de grandes extensiones. Para eso, hay que estar muy atentos al movimiento de las tropas en los distintos lotes, donde necesitan comer mucho, pero pueden estar poco tiempo: parte de la primavera y el verano”, dijo a Valor Carne Ronald Mac Donald, Administrador General de las estancias del Grupo. Y agregó que en esa estrategia “el manejo conjunto de ambas especies es fundamental”.
Por ejemplo, estos campos tienen sobreproducción de pasto en verano. Por eso, cuando están muy altos, necesitan que primero entren las vacas para bajar la cantidad de materia seca y que luego puedan pastorear las ovejas, siempre preservando el recurso. “Desde el principio las ganaderías ovina y bovina son complementarias. Y además entra la forestación porque hacemos manejo silvopastoril con ovinos”, relató. El grupo tiene plantadas 10 mil hectáreas de pinos, las más antiguas de 30 años, donde tambiepn van ovejas, dejando así pasturas libres a los bovinos.
Los mallines patagónicos, donde vacunos y ovinos buscan ganar kilos a gran velocidad.
El ambiente más productivo es el de los mallines, humedales que reciben agua de las partes altas de la cordillera y tienen mucha materia orgánica. “Son muy ricos y tienen un enorme potencial para el manejo ganadero por la gran cantidad de variedades como festucas, poas y tréboles, entre otras”, aseguró Mac Donald.
¿Cuál es la velocidad de crecimiento? “Para la recría se pueden lograr ganancias de 800 gr a 1,2 kg diarios”, reveló, aclarando que “es necesario hacer un estudio previo al ingreso de los animales para ajustar la carga y no sobrepastorear”.
En ese sentido, la firma trabaja bajo el asesoramiento del INTA Trevelin, que todos los años mide la capacidad forrajera con el uso de imágenes satelitales, tablas históricas y ajustes en el terreno.
Pero con una ventana corta de pastoreo, la confección de reservas forrajeras también es indispensable para pasar el invierno. Para eso, el Grupo hace siembra directa de alfalfa y pasturas bajo riego en 350 hectáreas, lo que permite cubrir las necesidades habituales o alguna emergencia frente a un invierno más crudo.
Más allá de los riesgos que traen los inviernos, Mac Donald, que hace 35 años trabaja en la empresa, los prefiere “fuertes y nevadores”. ¿El motivo? “Por lo general nosotros nos quejamos cuando el invierno es duro, pero hay que ver la parte buena: si no hay nieve y lluvia, después no hay agua. Y nuestro sistema productivo se basa en eso; la recompensa del verano es conseguir los forrajes necesarios para validar estas contingencias”, aseveró.
Los números reproductivos avalan la estrategia: con un porcentaje de preñez del 94/97% para las vaquillonas de primer servicio, y en torno al 90% en el segundo a tercero, Mac Donald se muestra muy orgulloso del resultado.
En tanto, cuando ya va terminando el verano, se empiezan a destetar terneros de siete meses con unos 180/190 kg, de los cuales unos 2.800/3.000 parten para el norte a terminar el ciclo.
Cómo producir más
Hoy la ganadería vacuna representa un 15/16% de la facturación del Grupo Benetton en la Argentina, pero el objetivo es seguir creciendo.
“Vemos que hay posibilidades de aumentar la recría y tenemos proyectos para hacerlo”, adelantó, planteando la incorporación de tecnología como parte de ese proceso.
En tal sentido, reveló que en los campos de Buenos Aires automatizaron gran parte de la operatoria “usando caravanas electrónicas para generar información sobre cada animal, mejorando las mangas para poder utilizar balanzas electrónicas y obtener los datos en cualquier parte del campo; y usando un software en el feedlot con las mediciones de ganancia de peso diario en la recría y la terminación”.
¿Y la coyuntura ganadera? “Es difícil, pero a nosotros la escala nos permite enfrentarla mejor. A veces mirar el negocio en pesos o dólares te distorsiona la toma de decisiones. Pienso que hay que verlo a largo plazo y seguir cómo evolucionamos en los kilos obtenidos año a año, poniendo el foco en producir cada vez más y mejor”, concluyó Dranovsky.
Por Marcos López Arriazu, Jefe de Redacción de Valor Carne
Publicaciòn de «Valor Carne» de fecha 05-01-2023