Productores de distintas escalas cuentan cómo invierten desde hace años para estacionar los servicios en la época de mayor oferta de forraje, buscando lograr una preñez superior al 85%, una cabeza de parición del 60% y destetes de 170-180 kg. Ordenar el rodeo, clave para dar vuelta la adversidad en zonas áridas.
Gabriela Brunello.
La MV Gabriela Brunello es una investigadora del INTA La Rioja que atiende la ganadería de los Llanos, región que abarca unos 5 millones de hectáreas al sureste provincial, con características agroclimáticas semejantes a ciertas zonas de cría de Australia, uno de los países líderes en productividad.
“El agua es la principal limitante, en los mejores años los campos reciben más de 300 mm de lluvia -en primavera y verano- pero hay mucha variabilidad y en otros, caen menos de 200 mm. A esto se suma la falta de infraestructura y de ordenamiento del rodeo, que hacen a sistemas muy extensivos, con un destete menor al 50%. Sin embargo, es posible mejorar la eficiencia y producir un ternero por vaca al año”, indicó.
En tal sentido, Valor Carne entrevistó a ganaderos de distintas escalas, a los que el INTA acompaña en el proceso de cambio tecnológico, que hablan del potencial de la región para producir carne.
En primera persona
Marcelo Troncoso, 60 años, es un productor que cuenta con un establecimiento de 500 ha, San Expedito, cerca del límite con San Luis. Nieto de ganaderos, tras retirarse como maestro rural inició la cría bovina junto a su esposa, Alicia, como un hobby, con 15 a 20 animales, hasta que se acercó al INTA y empezó a participar de reuniones de campo.
“Antes tenía las vacas junto con los toros, parían en cualquier época, en invierno, en verano y el pastizal no alcanzaba, sólo teníamos la zampa, un arbusto local. Consulté al veterinario y me dijo que había que ordenar el rodeo. Teníamos que dividir en parcelas, sembrar pasturas, hacer rotaciones, pero aquí no había infraestructura”, recordó Troncoso, refiriéndose a los comienzos de su actividad como ganadero ocho años atrás.
Marcelo Troncoso.
El primer paso fue el alambrado perimetral, después el apotreramiento, la manga, una balanza y la implantación de Buffel Grass, con un crédito del Consejo Federal de Inversiones. Poco a poco fue creciendo y ahora cuenta con 55 madres Angus que maneja con servicio estacionado a partir del 15 de enero, cuando hay más pasto.
“Las preparo como si fuera para inseminación, con un tratamiento hormonal para inducir el celo, pero en vez de utilizar semen, les echo el toro directamente. Lo empecé a hacer así con ayuda del veterinario, me daba buenos resultados y en el INTA me apoyaron”, explicó. Y agregó: “de esta forma, llegué a tener el 100% de preñez; el 60% pare en un lapso de 20- 25 días y el resto al mes siguiente”.
Para Troncoso, concentrar las pariciones fue muy importante porque en un mes, mes y medio, nacen todos los terneros. “Vivo en el campo, me ocupo prácticamente solo y luego me puedo dedicar a otras tareas. Algunas veces viene un vecino a ayudarme a mantener los alambrados y demás”, pormenorizó.
Así las cosas, dio un paso más y está empezando la inseminación artificial. “Vino la gente del INTA y pude inseminar. Tengo Angus de distintos pelajes y me gusta el colorado; los terneros que están naciendo ahora apuntan a ese objetivo. Incluso, recibí a un estudiante de la Facultad que hizo sus tesis con nuestro rodeo”, dijo con orgullo.
¿La comercialización? “Al principio vendía tres, cuatro terneros, cuando iban creciendo; y ahora una vez que los desteto salen a Córdoba, las últimas camadas eran unos 50, de entre cinco y seis meses de edad, y pesaban 170 kg, muy parejos. Me gustaría que pudiéramos organizarnos con los productores vecinos para la venta, porque por pocos animales muchos compradores no vienen a zonas tan alejadas”, finalizó.
Nicolás Ronco Senar (izq.) junto a su hermano Gonzalo.
Nicolás Ronco Senar, 37 años, maneja 2.200 vientres en el establecimiento Don Cecilio con varios campos de gran tamaño al sur de la Rioja y hace diez años encaró un plan para mejorar la preñez y los destetes.
“Soy tercera generación de ganaderos en mi zona. La actividad la empezó mi abuelo que producía carbón y luego quedaba el terreno con las vacas, así comenzó la historia. Cuando mi hermano Gonzalo y yo nos hicimos cargo, el monte había crecido”, rememoró, detallando que se requerían 18-20 ha para mantener un vientre y su cría. En cuanto al agua, se acopiaba en represas y, ahí mismo, cuando los animales bajaban a beber, se hacía la sanidad.
“En ciertas áreas implementamos un rolado selectivo y cuando llueve hay buena cantidad de pasto natural, pero como hacemos servicio continuo se nos dificulta el aprovechamiento”, lamentó, aludiendo al porcentaje de destete del 50-60% en años buenos y de apenas 35% en los secos.
“El veterinario me planteó que, con infraestructura y manejo, podría llegar al 80% de destete. Y nosotros aspirábamos a progresar”, señaló Ronco Senar.
Entonces, iniciaron un programa de inversiones. “Hicimos kilómetros de alambrados perimetrales y mantenimiento de los caminos. En una segunda etapa subdividimos los potreros que hoy de cualquier modo tienen entre 600 y 2.000-3.000 ha”, describió. Después instalaron bombas cerca de las represas que se alimentan con energía solar y bebederos en cada parcela. Y están haciendo estudios con el INTA para medir su disponibilidad de forraje y hacer rotaciones buscando regenerar el recurso.
También incorporaron genética Brangus. “Es un animal rústico, caminador. Hay que pensar que desde la punta del potrero hasta la aguada tiene que recorrer 8 km”, aseveró. Además, están aplicando caravanas electrónicas para facilitar el manejo y llevar registros. “Hay que hacerles toda la sanidad cuando los encerramos porque tal vez no los volvamos a ver por varios días”, aseveró.
Recién con estas mejoras, Ronco Senar está listo para estacionar los servicios, una herramienta estratégica para mejorar los resultados económicos.
“La práctica se implementará en forma bastante agresiva. Ahora vamos a retirar los toros y el 10 de diciembre haremos ecografías para detectar cualquier preñez de los últimos días”, reveló, pormenorizando que el plan está desarrollado y supervisado por el INTA.
Sin embargo, los indicadores no serán óptimos el primer ciclo. “El estado corporal de las vacas está complicado porque venimos arrastrando preñeces tardías. El momento crucial será cuando sepamos si están ciclando o no”, anticipó. Y aclaró: “los toros ya están examinados, de modo que el primer servicio estacionado se realizará de febrero a abril, o sea, empezaremos por tres meses”.
“Otro problema para ordenar el rodeo es que, con las preñeces que ya tenemos de este año, habrá vacas que paran en otoño-invierno próximos. Entonces, hasta que se acomode todo pasará un par de años”, subrayó.
Para finalizar, Ronco Senar resaltó que los resultados de la ganadería son lentos, mucho más en una zona como los Llanos Riojanos. “Hicimos todas las inversiones con capital propio y de lo que sacamos del campo, tenemos que vivir nosotros y nuestros colaboradores, 10 a 15 personas. Sabemos que, con estos cambios, las ventas de terneros de 180-200 kg pueden crecer mucho, ojalá tengamos suerte con las lluvias. Ahora el objetivo es seguir apotrerando y aumentando la receptividad del pastizal”, concluyó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicación de «Valor Carne» de fecha 09-11-2023