Las condiciones climáticas que afectaron la cosecha de soja y la calidad de la misma en gran parte de la región pampeana, están provocando deducciones significativas a la hora de la comercialización. Por ese motivo, y ante las numerosas consultas sobre la posibilidad de incorporarla a la dieta animal, reiteramos las recomendaciones realizadas hace dos años por los nutricionistas Juan Elizalde y Sebastián Riffel, aún vigentes.
Crudo vs tratado
El grano de soja es un excelente alimento para los animales ya que contiene un 38-40% de proteínas y un 20% de grasa. Sin embargo, crudo, presenta una serie de inhibidores enzimáticos que funcionan como “factores antinutricionales” y afectan el consumo, la ganancia de peso y la eficiencia de conversión, cuando se incorporan a dietas de aves y cerdos. En cambio, los rumiantes, toleran bien esos compuestos debido a que los microorganismos del rumen tienen la capacidad de desactivarlos y degradarlos a través de la fermentación, siempre y cuando el nivel de inclusión sea moderado.
En consecuencia, si se agrega del 7,5 al 17% de soja cruda -en base seca- en las raciones de terminación, la respuesta de los vacunos engordados a corral no varía en comparación con la utilización de soja tratada con calor o de expeller del poroto.
Dañado también vale
Muchos cultivos de soja que fueron afectados por exceso de lluvias en las últimas semanas generaron un grano de baja calidad, al menos desde el punto de vista comercial, episodio similar a lo ocurrido en el otoño de 2016. En las siguientes fotos se pueden apreciar muestras de soja cosechada en aquel momento en Entre Ríos, parecidas a las que hoy nos acercan los productores.
Como se observa, el daño fue elevado, llegando en algunos casos a reducirse el 50% del valor comercial. Sin embargo, las muestras enviadas al laboratorio para realizar un análisis químico determinaron que los niveles de proteína y grasa del grano estaban dentro de los parámetros normales (38% y 21%, respectivamente). Sólo se encontró un mayor contenido de cenizas, que en algunos casos alcanzó al 7%, cuando lo normal es del 2,5 al 3%.
Si bien el valor nutricional de estos granos no se vio mayormente afectado, fue necesario hacer un análisis químico adicional para determinar la presencia de micotoxinas, compuestos tóxicos que pueden afectar la respuesta nutricional y la salud animal.
Bajo la lupa
Los lotes dañados por largos períodos de excesos de humedad y lluvias durante la cosecha son susceptibles de contaminarse con hongos, levaduras y bacterias. El principal problema de estos patógenos está asociado a la formación de micotoxinas, que tienen efectos muy peligrosos para el ganado. Entre ellos, se destacan la reducción del consumo, debido a la alteración organoléptica del alimento, la variación de la absorción y del metabolismo de los nutrientes, los cambios en las funciones endocrinológicas y neuroendocrinológicas, la supresión de su sistema inmunológico y la disminución de la eficiencia de conversión.
Volviendo al caso de 2016, para conocer qué sucedió en los lotes dañados, se presentan los resultados del análisis microbiológico de cinco muestras de soja de Entre Ríos y Santa Fe, comparados con las concentraciones máximas tolerables de micotoxinas.
Como se puede observar, los niveles de micotoxinas tales como aflatoxinas, vomitoxinas, toxina T2 y fumonisina son relativamente bajos, aunque resultan elevados para zerealenona, que sobrepasa el máximo tolerable.
Sin embargo, si el resto de los componentes de la ración final no están contaminados, las micotoxinas presentes en el grano de soja se diluyen en la dieta, siempre que éste se incluya dentro de las proporciones usadas normalmente. En el caso de que las muestras de soja presenten niveles muy superiores a los máximos, se recomienda la utilización de secuestrantes de micotoxinas en las raciones.
Para tener en cuenta
Si bien los lotes de soja afectados por excesos de agua muestran mermas en la calidad comercial, no son necesariamente negativos para el engorde a corral. Pero, para definir su uso, es imprescindible realizar un análisis químico de micotoxinas. Si los parámetros están dentro de los normales, incorporar soja cruda entre el 7,5 y el 17% de la dieta, en base seca, no afecta la respuesta animal. En este tipo de coyunturas es una oportunidad para agregar valor.
Publicación de «Valor Carne» de fecha 21/05/2018