Nos acercamos al punto de inflexión para la relación flaco gordo
El segundo trimestre de cada año (abril-junio) se caracteriza, como todo sabemos, por una salida muy importante de terneros y terneras con destino invernada. Aproximadamente cada año durante estos meses se acumulan alrededor del 40% de los movimientos de estas categorías de animales.
Esta dinámica en la producción hace que, normalmente, la relación de precios entre el ternero con destino a invernada y el novillo gordo disminuya en el primer semestre para volver a incrementarse durante la segunda parte del año cuando la oferta de terneros de invernada disminuye considerablemente.
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Como se puede observar en el gráfico anterior, desde junio del 2018 que la mencionada relación de precios entre estas categorías ha tomado un rumbo diferente al comportamiento promedio de los últimos 14 años. Como venimos siguiendo e informando en nuestras publicaciones periódicas, vemos como a partir de la recuperación del precio del gordo iniciada a comienzos del año pasado, la misma fue acompañada por el precio del ternero de invernada, pero no en la misma magnitud, afectando por lo tanto el comportamiento en el indicador de la relación entre las categorías.
Como se muestra en el gráfico, el mínimo en esta relación que normalmente se observa en el mes de mayo y junio, se observó en el mes de abril (hasta el momento), para incrementarse durante mayo y lo que va de junio. Así llegamos hoy en día prácticamente al mismo punto registrado en 2018 pero en sentido inverso, esto es con un precio de gordo que parecería haber encontrado el equilibrio (al menos por un tiempo) y un precio de ternero de invernada que tibiamente quiere seguir recuperando lo perdido frente al gordo y fundamentalmente a la inflación.
El punto de inflexión al que hacíamos referencia responde a que, en un comportamiento similar al promedio, de aquí en mas la recuperación del precio del ternero de invernada debería acelerarse paralelamente con la disminución de la oferta de esta categoría, con el consecuente aumento también en la relación con el novillo gordo con destino faena. No obstante, el contexto de alta inflación, y las últimas subas registradas por los granos, ponen en duda la capacidad de la demanda (principalmente la proveniente de los encierres a corral) de convalidar fuertes subas en el precio de los terneros con destino a engorde. En este punto será interesante ver como juegan los cada vez mas numerosos planteos de recría que lentamente van surgiendo a la par de una política ganadera que constantemente refuerza los fundamentos necesarios para el crecimiento sostenido de las exportaciones en un marco de complementariedad al mercado interno.
¿Y qué pasa con las hembras? Ni crecimiento, ni liquidación.
Mucho se viene hablando y conjeturando durante los últimos meses sobre la alta participación de las categorías de hembras en la faena bovina. La misma viene aumentando constantemente de forma paulatina desde el año 2016, pero se ha acelerado desde principios del 2018 y mantenido alto (48 – 50%) desde prácticamente fines del 2018 a la fecha. El solo conocimiento de este dato no deja demasiada información. Por eso resulta necesario ponerle un contexto para poder interpretarlo.
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Lo primero para tener en cuenta es que en 2018 se alcanzó el mismo stock de vacas (2,37 millones) que había en 2008 antes de la gran liquidación. Se necesitaron 10 años para lograrlo (y todavía no se ha podido recuperar el stock de novillos de aquel momento el cual se encuentra hoy prácticamente en la mitad de lo que había). Por aquellos años ya desde varias organizaciones incluida el INTA se planteaba la dificultad que se observaba de seguir incrementando el stock de vacas y la necesidad de mejorar la productividad de estas. Actualmente nos encontramos en el mismo lugar, es decir con la dificultad de seguir acumulando vacas.
En segundo lugar, la situación ganadera y en particular la actividad de cría viene sufriendo con algunos vaivenes un deterioro prolongado en sus resultados económicos cuando se los mide a estos en términos de moneda constante. Sin llegar aun a niveles de quebranto, pero coincidiendo este deterioro de los márgenes con un costo de financiamiento en niveles muy elevados que dificultan mucho la inversión para seguir haciendo crecer el rodeo de vacas.
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Teniendo en cuenta estos dos primeros puntos (recuperación del stock de vacas y caída de los márgenes con dificultad de financiamiento) en forma conjunta, no debería asombrarnos que la participación de las hembras en la faena resulte elevada. Ahora bien, para continuar definiendo el contexto en el que transcurre esta situación, es necesario introducir otras variables.
En primer lugar, se debe evaluar la composición de la faena en términos absolutos, esto resulta importante ya que la alta participación relativa de hembras se está dando con un nivel de faena total inferior al mismo período del año anterior. Esta condición hace que en términos relativos las hembras aumenten su participación. Concomitantemente para que esto suceda en un contexto de menor faena, los animales machos que la componen tienen que haber bajado en una mayor proporción. En resumen, durante los primeros 5 meses del 2019 se faenaron alrededor de 200 mil hembras más que en el mismo período del 2018, pero a su vez se enviaron a faena unas 370 mil cabezas menos de animales machos, haciendo un balance total en la faena de 130 mil cabezas menos.
Otro tema para tener en cuenta e integrar en este análisis es el atractivo precio de la vaca con destino faena traccionada principalmente por las exportaciones de carne de esta categoría al mercado chino. Como ya lo hemos expresado en publicaciones anteriores, lejos de considerar estas exportaciones como un problema, en nuestra opinión, las mismas están jugando un rol sumamente importante como sostén de la producción en el contexto antes descripto de márgenes económicos en declive con dificultad de financiamiento. Quizá el principal argumento para entender que no estamos atravesando una salida de productores ganaderos del sistema, es que los mismos no están reventando sus stocks vendiendo masivamente una categoría a precio de quebranto como sucedió durante los años 2008 y 2009, sino que encuentran en la comercialización de esta categoría una solución parcial a esas dificultades financieras descriptas. Es más, probablemente la disminución en las categorías de machos en la faenan también responda en parte a la misma lógica donde la venta de la vaca improductiva que hoy encuentra buen precio este financiando los proyectos de recría de terneros que se encuentran cada vez con mayor asiduidad, apostando a la producción de un novillo con capacidad de una mejor integración entre los diferentes mercados.
En resumen, lo que observamos es un contexto de mercado que claramente redujo el interés en seguir incrementando el rodeo de vientres una vez lograda la recuperación de lo perdido. Ya sea por la complejidad de las inversiones necesarias para continuar con el crecimiento, como la dificultad para encontrar financiamiento en el formato tradicional, sumado a la incertidumbre que aun presenta la macroeconomía y más en un año eleccionario donde se debaten modelos tan diferentes. Esto se refleja claramente en los precios deprimidos de las categorías con destino a reproducción y hasta en algún grado en las categorías de terneras que desde hace tiempo pierden valor con relación a los machos (en este caso también afectado por factores comerciales como la terminación, engrasamiento, etc).
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Este menor interés en retener vientres encuentra una atractiva demanda en el mercado cárnico que absorbe con buenos valores las hembras que le sobran y a su vez atenúa la falta de recursos financieros a tasas aptas para un negocio que viene sostenidamente perdiendo contra la inflación. Todo esto en un contexto de mercado interno muy deprimido que se traduce en una menor faena principalmente por la reducción de la participación en términos absolutos de las categorías de machos.
Este contexto descripto, en nuestro modelo es de estabilidad en cuanto a la dinámica sobre el stock ganadero. Al menos si se mantienen estos niveles (bajos) la faena, y se cumplen los guarismos de una incorporación de cerca de 15 millones de cabezas terneros/as el año que viene al stock. Ni crecimiento, ni liquidación.
El punto débil
Por último, una referencia a la situación mas preocupante que está afectando al negocio ganadero a nuestro entender: la debilidad que está mostrando el consumo doméstico. Así como en el párrafo anterior mencionábamos que el contexto desde el punto de vista del stock es de estabilidad, esto podría cambiar si se profundizara la caída del principal mercado para la carne argentina. El consumo per cápita para los primeros 4 meses del año en curso arroja una disminución interanual de 12,6% y abril un 14,5% menos que durante abril del 2018 ubicándose en los 50 kg/hab/año. Hasta el momento las exportaciones vienen cumpliendo estoicamente el importante rol que tienen como estabilizadoras del mercado en situaciones como estas, permitiendo que la mayoría de los eslabones del negocio de ganadería bovina no reflejen indicadores económicos negativos. Pero de profundizarse el deterioro de la demanda interna el mercado quedaría en una posición de debilidad con consecuencias que hoy son difíciles de prever. Esperemos que la reactivación de las áreas de la economía postergadas empiecen a florecer y con ella el incremento de la capacidad adquisitiva del consumidor para que lentamente pero de forma constante se consolide un camino de crecimiento sostenido para todos los argentinos.
Publicaciòn de «Decisiòn Ganadera» de fecha 25-06-2019