Un laboratorio argentino que integra un holding de origen alemán decidió continuar su plan de crecimiento en el país a pesar de la incertidumbre reinante. “Iniciamos la obra de la tercera planta por la reputación de la ganadería, el nivel de los investigadores y los controles de calidad reconocidos en el mundo”; afirma Juan Roo, Gerente de CDV.
Juan Roo.
CDV es un laboratorio argentino creado hace 35 años para el diagnóstico de enfermedades veterinarias y desde 2008 su accionista mayoritario es un grupo de capitales de origen alemán. A partir de entonces, lleva adelante un plan de inversiones para producir una línea completa de vacunas con tecnología de punta -incluyendo aftosa- para el mercado nacional e internacional. Juan Roo, Gerente General de la firma, contó a Valor Carne la estrategia que les permitió posicionarse entre las veterinarias líderes de la Argentina y reveló porqué decidieron hacer un desembolso de USD60 millones en una tercera planta de vacunas a pesar del escenario desafiante del país.
“Hace 15 o 20 años el 80% de la industria veterinaria era de fármacos y el 20% de vacunas. Hoy estamos casi en un 40%-60% y lo ideal sería llegar a un 20%-80%. La sanidad preventiva es una tendencia mundial”, afirmó Roo, un economista con larga trayectoria en industrias de biotecnología.
¿Por qué es más importante la vacuna que la cura? “Si no hay vacunas, todos los hemos vivido en la pandemia, la posibilidad de enfermarse está librada al sistema inmune del individuo. ¿Entonces, qué buscamos con la vacuna? Despertar ese sistema inmune”, explicó. Además, permite utilizar menos fármacos, entre ellos antibióticos, o sea que reduce el riesgo de resistencia antimicrobiana. “Aplicar vacunas es una decisión inteligente”, subrayó.
“Si bien su efecto es mejor, una planta de vacunas o de biológicos, como la llamamos en la industria, tiene una complejidad mucho mayor”, planteó. En tal sentido, para producir un fármaco se compra un principio activo o molécula química en otros países, se mezcla con agua, pasa por controles y está disponible para la venta. En cambio, cada lote de vacuna tiene detrás todo un proceso que arranca de cero, a partir virus o bacterias, antes de llegar al mercado.
“Tomamos un microrganismo, lo hacemos crecer en un medio de cultivo, lo inactivamos, lo concentramos, lo mezclamos con un coadyuvante y lo envasamos. Esto no termina aquí, sino que se debe probar en animales de ensayo antes de liberar una partida”, detalló. Por ejemplo, en aftosa, el Senasa testea la vacuna en novillos de la zona libre, que se inmunizan y se controlan a los 30 y 60 días, cuando se realizan las mediciones de eficacia. Y las otras, como leptospira o IBR, también se evalúan en animales de experimentación, primero en laboratorios privados y luego en oficiales.
“Todos estos controles se hacen con cada partida de vacunas para que luego, cuando se apliquen a campo, los animales desarrollen inmunidad”, destacó.
Mejor prevenir que curar
CDV se posicionó como el laboratorio que produce la línea de vacunas y reactivos más completa del mercado y es el único del país que cuenta con un centro de diagnóstico especializado en enfermedades bovinas.
¿Qué ventaja les da esta unidad? “Tenemos información de primera mano sobre qué está pasando en el campo, recibimos muestras de todas las zonas. Además, como nuestros técnicos asisten a ganaderos y veterinarios, y trabajan en línea con el equipo de producción, se pueden hacer nuevos desarrollos, aislar cepas y elaborar reactivos específicos”, puntualizó Roo, detallando que esta sinergia fue clave para el crecimiento del laboratorio.
Sobre esta base, el primer paso fue construir una planta de vacunas biológicas y reactivos para tuberculosis y brucelosis, en el Parque Industrial de Pilar, que hoy produce 60 millones de dosis para bovinos.
Luego, en diciembre de 2015, el directorio aprobó una inversión de 40 millones de dólares para producir vacunas antiaftosa: 40 millones de dosis tetravalentes. “Contar con una nueva planta en el país, la más moderna de Latinoamérica, es estratégico para la seguridad sanitaria de la ganadería”, apuntó Roo, agregando que en 2019 comenzó a abastecer el mercado local y en 2020 la exportación. Incluso, prosiguió, “desarrollamos un medio de cultivo de mayor calidad, reduciendo un 90% la necesidad de suero bovino lo cual redunda en una vacuna que se destaca por su pureza, potencia y eficacia, además de ser amigable con el medioambiente”.
Con este expertise, cuando en mayo de 2022 se detectó un brote de aftosa en Indonesia, CDV fue seleccionado como uno de los cinco laboratorios del mundo para abastecer la emergencia: “Fue una prueba de fuego, la primera partida se embarcó en septiembre. Estimamos que este año entregaremos 7.000.000 de dosis y en 2023 sumaríamos más envíos”, anticipó.
Por qué en la Argentina
Una vez consolidados en el mercado local y cubriendo ya otros 15 países, el laboratorio siguió con su plan de expansión.
“En lo que hace a vacunas biológicas nuestra capacidad estaba llegando a su techo productivo. Entonces, le planteamos al directorio la necesidad de construir una nueva planta, en este caso, por USD60 millones. Y ahí vino la pregunta, evidente a los ojos del mundo: ¿por qué en la Argentina y no en otro país?”, recordó Roo.
“Primero, CDV es una empresa argentina y la disponibilidad biotecnólogos es muy importante; segundo, tenemos nuestras plantas aquí y la sinergia funciona mejor de cerca”, respondió. Y lo más importante, prosiguió: “tenemos una excelente imagen internacional por la calidad de nuestro ganado, el nivel tecnológico de la industria veterinaria y los exigentes controles del Senasa. Somos muy reconocidos”.
La nueva planta será gigante, cerca de 10 mil metros cuadrados, una industria verde diseñada según las pautas de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. Tendrá una capacidad para 280 millones de dosis, de las cuales 190 millones se destinarán a bovinos, permitiendo además avanzar en otras especies.
En obra
Una cuestión clave al proyectar la nueva unidad fueron las crecientes exigencias en materia de calidad para la industria veterinaria. “Se están empezando a pedir las normativas que se usan para medicina humana, se caen muchas licencias por este motivo, convergemos a una sola sanidad”, aseveró.
Con esa visión, CDV apunta a contar con el estándar de calidad más alto del mundo mediante la adopción de las guías PIC/S (Pharmaceutical Inspection Co-operation Scheme), que armonizan todas las normas internacionales y están reconocidas en más de 50 países.
“La inversión no es sólo en infraestructura. Nos estamos preparando desde hace cinco años para certificar PIC/S, entrenando al personal, de modo que cuando empecemos a producir ya lo hayamos logrado en las tres plantas”, aclaró Roo, aludiendo a que la nueva unidad demandará 100 puestos más de trabajo que se sumarán a los 220 actuales.
Mas allá de alcanzar este estándar, que no existe en la industria veterinaria latinoamericana, CDV está trabajando para ampliar su llegada a otros 40 mercados. “Estamos en proceso de registración, con distinto grado de avance, son trámites muy largos y complejos”, señaló.
Para finalizar, Roo destacó que la obra ya está en marcha, previéndose que se terminará a fines de 2024 y entrará en producción en 2025. “La buena noticia es que el plan de inversiones continuará adelante, buscando siempre la máxima calidad a precios competitivos. Esperamos que los productores nos acompañen haciendo cada vez más sanidad preventiva en sus rodeos”, concluyó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicación de «Valor Carne» de fecha 17-11-2022