Sea como fertilizante para la agricultura propia o para venta, la bosta deja de ser un desecho y se propone como un producto para agregar valor a la ganadería. Un especialista explica cómo gestionarlo para aprovechar a full nutrientes y materia orgánica, evitando contaminaciones. La frecuencia de limpieza, clave.
Jonatan Camarasa.
Si bien se reconoce el impacto de la limpieza del corral en la eficiencia del engorde, pocos productores gestionan el estiércol, dejando de lado una oportunidad de negocio que va más allá del feedlot. En este contexto, el Ing. Zoot. Jonatan Camarasa, de Teknal, una empresa de nutrición animal con 25 años de trayectoria, hace una puesta a punto de los conocimientos para maximizar su valor aprovechándolo como insumo agrícola y, a la vez, preservando el ambiente.
“En los viajes a Estados Unidos y otros países vemos que el estiércol está incluido en el sistema productivo, se usa habitualmente y acá no. Por eso decidimos profundizar esta línea de trabajo para brindar asesoramiento al productor adaptando las prácticas a los modelos argentinos, sea que tengan 500, 1.000 o 10 mil cabezas”, dijo a Valor Carne Camarasa, técnico de la firma, especializado en la unidad integrada del INTA Balcarce.
¿Por qué no se utiliza localmente? “Hay varias limitantes, en principio es una tarea adicional, desagradable, que requiere más personal, se desconoce cómo manejarlo y se presume que la aplicación en los cultivos es costosa. Además, la mayoría mira el negocio a corto plazo y no mide el impacto productivo ni ambiental del estiércol”, respondió.
¿Y a dónde va a parar? “Cuando no se aprovecha, se almacena y se usa como relleno del suelo del corral y de caminos. Muchas veces se termina regalando o pagándole a alguien para que lo retirare, cuando debería ser al revés, o sea, generar un ingreso adicional a la carne”, señaló. Y el problema no termina ahí: “mientras el estiércol se va convirtiendo en tierra, sus nutrientes se pierden por lixiviado -contaminando napas y cursos de agua- y por liberación de gases de efecto invernadero”, advirtió.
De residuo a producto
La economía circular aplica idealmente a campos mixtos con un engorde a corral, donde la agricultura provee alimentos para los animales y la ganadería suministra nutrientes y materia orgánica a los cultivos. ¿Y los feedlots puros? “Ahí, cualquiera sea la escala, el feedlotero puede vender el estiércol como fertilizante y el agricultor hacer lo propio con los granos y silajes para el engorde”, planteó.
¿Se monetiza el estiércol? “Sí, exacto, se valoriza en función de los nutrientes equivalentes que aportan los fertilizantes inorgánicos. Y como estos productos, mayormente importados, alcanzaron uno de los niveles más altos de la historia, el precio del estiércol hoy en día también es muy elevado: unos 50 dólares por tonelada”, reveló Camarasa.
Una ventaja del estiércol es que además de nitrógeno y fósforo, aporta otros macro y micronutrientes, como potasio, calcio, sodio y magnesio, en cantidades importantes. “Es algo que el fertilizante inorgánico no tiene o que resulta muy costoso para cultivos extensivos”, apuntó. Otro diferencial es que está compuesto por un 30% de materia orgánica que, a mediano plazo, permite mejorar la calidad del suelo y la productividad agrícola. “Es algo que no se puede comprar en una agronomía, sí o sí, hay que recurrir al feedlot”, sostuvo, aludiendo al valor estratégico del engorde intensivo.
Con esa visión, desde Teknal se tomaron muestras en una treintena de feedlots, que fueron analizadas en el laboratorio del INTA Pergamino. Sobre esta base se consideraron tres tipos de estiércol según el contenido en nutrientes, lo cual depende del tiempo transcurrido entre el momento en que se limpió el corral y el uso.
Un estiércol fresco, tiene mucha agua y poca materia seca, alto porcentaje de materia orgánica, de nitrógeno y fósforo, por lo que cotiza a 60 USD/t. Después está el que tiene menos de seis meses, con más materia seca y también alto nivel de esos nutrientes, que promedia los 50 USD/t. Y, por último, el de más de seis meses, que ya ha perdido gran cantidad de nitrógeno, fósforo y otros nutrientes, vale 30 USD/t.
Ahora bien, ¿cuál es el problema de usarlo fresco? “Su gran cantidad de agua hace que el traslado sea costoso. De ahí la sugerencia de utilizar un estiércol de menos de seis meses, que acumuló materia seca sin perder potencial como fertilizante”, aconsejó Camarasa.
Por ejemplo, un feedlot de 1.000 cabezas instantáneas, que encierra animales desde los 180 kg hasta los 320 kg, durante 120 días, produciría alrededor de 1.500 toneladas de estiércol que, si se aplican antes de los seis meses, pueden cubrir los requerimientos del 70% del nitrógeno y el 100% del fósforo de unas 100 hectáreas de maíz para silaje, un cultivo muy extractivo.
¿Cuánto vale ese aporte? “Siguiendo con este ejemplo, un novillo liviano en promedio produce 2,25 kg/día de estiércol que puede significar un ingreso de 0,113 USD/día. No es poco, para un negocio de número muy ajustados”, subrayó.
¿Y si se utiliza fresco? “Es interesante para el campo propio, porque se debe aplicar en barbecho, para evitar efectos adversos en el cultivo. Cuanto más cerca de la siembra de un maíz, por ejemplo, mejor, ya que a medida que las plantas germinan y crecen pueden capturar ese nitrógeno que el estiércol brinda rápidamente”, explicó. Y agregó: “es muy efectivo también para la rotación trigo-soja, antes de la siembra de la gramínea, que absorbe el nitrógeno y después la soja, toma el fósforo que se aplicó cuatro o cinco meses antes”.
Otro plus es que “100 kg de nitrógeno que provienen de estiércol mejoran la respuesta del cultivo entre 7 y 8%, comparado con 100 kg del nutriente en forma de urea. Y eso se justifica por los efectos aditivos de otros macros y micronutrientes y de la materia orgánica del producto del feedlot que el fertilizante inorgánico no tiene”, aseveró.
Blanco sobre negro
Si bien los beneficios son muchos, surgen varios interrogantes y dudas a la hora de planificar la gestión del estiércol.
¿Hay que disponer de una persona para limpiar los corrales? “No necesariamente. Si un feedlot tiene 1.000 cabezas, con cuatro o cinco corrales, y se limpia una vez por mes, insume una jornada de ocho horas de trabajo, es una tarea extra. En cambio, si se recolecta al final del ciclo, cada 90-120 días, se requieren tres a cuatro jornadas. Y si estamos hablando de un feedlot de 10.000 cabezas, sí claro, se necesita personal adicional”, respondió.
Para Camarasa, lo ideal, es optar por la limpieza más frecuente porque se cosecha un estiércol mucho más puro en nutrientes y se forma menos barro dentro del corral. “En términos prácticos, de tres a cinco centímetros de barro puede disminuir 10% el consumo animal. Pero muchos productores no limpian con suficiente periodicidad porque no miden el impacto del barro en la ganancia de peso”, señaló.
El palón limpiando el corral.
¿Hace falta un equipo especial? “En general se usa una pala y un camión, algo que tienen casi todos lo feedlots, también funciona muy bien el palón que se puede pasar hasta una vez por semana. No sólo hace la limpieza, sino que raspa el piso y genera una tasa de secado más rápido con lo cual el corral se mantiene con menos barro”, reveló.
El siguiente paso es hacer montículos de estiércol, de un metro veinte de alto por un metro veinte de ancho, no más, para lograr una buena aireación y un buen secado de modo que empiece a compostar. “Hay que tener espacio, claro, pero si hacemos una montaña alta se genera anaerobiosis y el producto queda con alto contenido de humedad y muy inestable, lo cual podría causar problemas si se aplica en un cultivo en crecimiento”, alertó.
Pilas de estiércol dentro de los corrales previo a la extracción.
En la práctica, hoy en día el feedlot se ocupa de la limpieza del corral y de hacer las pilas. A partir de ahí, salvo en escalas muy importantes, entra en juego el contratista, que se encarga de sacar esas pilas, llevarlas al cultivo y aplicarlas, sea en campo propio o de terceros. ¿El costo de este servicio? “Según los feedloteros que participaron del muestreo promedia los 3 a 5 dólares por tonelada, aunque esto se termina diluyendo por los beneficios que la práctica brinda a la agricultura”, consideró.
Algo importante que debe definir el productor es la cantidad a aplicar. “Para ello, hay que analizar el estiércol, saber qué nutrientes contiene, y conocer el rendimiento potencial del cultivo para calcular cuánto estamos cubriendo de sus requerimientos y cuánto quedará como aporte al suelo”, aseveró.
Para finalizar, Camarasa destacó porqué Teknal, cuyo core business es la nutrición animal, lanza este nuevo servicio al productor. “Buscamos dar respuesta a cada inquietud, desde la toma de muestras de estiércol y el análisis de laboratorio, hasta el acompañamiento en la gestión dentro y fuera del feedlot, incluyendo cuándo y cuánto se puede aplicar en un cultivo y cuál es el resultado esperable”, describió. Y concluyó: “La idea es trabajar con una visión sistémica para minimizar el impacto ambiental de la ganadería, un aspecto cada vez demandado a nivel mundial”.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Publicación de «Valor Carne» de fecha 10-08-2023