La importancia de acortar el invierno, o anticipar la primavera, es fundamental para que no caigan los estados corporales, en momentos crecientes de demanda nutritiva de las vacas de cría y para obtener ganancias diarias en recría, que permitan llegar al peso de entore a los 15 meses o empezar a engordar.
Es sabido que la tardanza en forrajeras templadas en recobrar buenos ritmos de producción se debe (en condiciones normales de humedad) a la falta de nutrientes, específicamente de nitrógeno (N). Esto se relaciona con las bajas temperaturas en el suelo como para que se produzcan altas tasas de mineralización de la materia orgánica.
El suelo amortigua los cambios bruscos de temperatura. Entrado el otoño es normal tener unos grados más en el suelo que en el aire y lo contrario ocurre a finales del invierno, por lo cual, a pesar de que en el ambiente las temperaturas sean óptimas (20-25 °C), las plantas no arrancan.
Hacer que noviembre llegue en octubre
La fertilización nitrogenada en ese momento podría provocar un efecto parecido al de adelantar la primavera, ya que estaríamos aportando el nitrógeno que el suelo no puede darnos, situación fundamental para planteos de cría que llegan con estados corporales muy justos, en plena demanda por el crecimiento de las crías.
Además podría tener un efecto residual, dejando a las gramíneas mejor preparadas para conservar mayor número de macollos y que alguno de estos llegue en estado vegetativo al verano, o sea poder tener forraje más verde y menos pasado en verano.
Es concreto, permite pasar de tasas diarias de crecimiento promedio de aproximadamente 20 kg Ms/ha/día a más de 40 kg en el caso de fertilización nitrogenada en gramíneas como raigrás, o de 15 a 20 kg Ms/ha día a 35 kg, aproximadamente, en pasturas combinando urea y fosfato diamónico (60 y 60).
La dosis de 100 kg/ha no es arbitraria, ya que según trabajos de Alejandra Marino (especialista y referente de INTA en el tema) dosis inferiores a los 50 kg/ha de N (unos 100 kg/ha de urea) generan incertidumbres en las respuestas obtenidas. En ese caso, el éxito de la aplicación dependerá de la magnitud de las pérdidas hacia el ambiente (según las condiciones climáticas, tipo de fertilizante, etc.) y la demanda de la pastura.
Los datos
En el siguiente cuadro se refleja la respuesta a la aplicación de fertilizantes nitrogenados en verdeos (raigrás anual) y pasturas (datos CEI Chascomús INTA-MDA).
El costo del forraje extra por la fertilización de un raigrás anual o una pastura se obtuvo de ensayos realizados en la Chacra Experimental Chascomús. Este forraje extra puede ser muy importante para alimentar mejor al ganado y generar excedentes que se transformen en reservas o disminuir las cantidades de suplemento.
Comparativamente, generar una tonelada de materia seca de forraje de buena calidad es mucho más económica que otras alternativas de alimentación como el rollo, que por tonelada de materia seca puede costar entre 5.500 y 7.000 $ (dependiendo del rollo y el costo del flete), o la alimentación con maíz o alimento balanceado (9.000 y 14.000 $/ton respectivamente), que si bien en términos cualitativos son diferentes, a la hora de complementar raciones son opciones que el productor maneja.
En síntesis, hay insumos que pueden ser mágicos en algunos recursos y particularmente previo a la primavera, el fertilizante es uno de ellos (fotos 1 y 2). Seguramente las respuestas en pastura sean más altas si se utiliza sólo urea, pero con el fin de mantener mejor nutridas las leguminosas se recomienda atender el suministro del fósforo, muy importante, sobre todo para incrementar las respuestas al nitrógeno. Es decir, cuanto más fósforo tenga en el suelo, mejor respuesta habrá al agregado de nitrógeno, sea una pastura o un verdeo.
Por Matías Bailleres, Chacra Experimental Integrada Chascomús (INTA-MDA)
Publicaciòn de «Valor Carne» de fecha 03-09-2020